domingo, 22 de agosto de 2010

Dadme las piedras


Un paseo en un noviembre suave, por el casco antiguo de la bien amurallada, de esta Zamora que me enamoró para siempre, entre antiguas piedras, portillos, cuestas y recoletos tilos en parques cercados de casas de oración y recogimiento, un otoño leve, como el vuelo de la pluma perdida de algún pardal, me hizo recitar el poema nuevo que dejará constancia para siempre del paisaje urbano de esta ciudad llena de historia y estandarte románico. También, tras el poema, surgió el dibujo, uno que bosquejé en una mesita de 'Ocellum' un emblemático y conocido café en la Plaza Mayor, frente a la iglesia de San Juan, durante las fiestas de San Pedro. Aquellas que fueron tan especiales para mí, unas en las que surgió también el relato de 'La Seducción Tribal', que a su vez fue semilla de mi primera novela publicada: 'Oda a Beatriz'.
_ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _ _
Dadme las piedras
______________
A mí, dadme ësas piedras,
esas piedras tan ancianas,
aquellas de sillería,
esas que fueron labradas
para servir de linderos
a las recoletas plazas
de la noche zamorana,
la de Fray Diego de Deza,
la plaza de Arias Gonzalo,
y tantas estrechas rúas
de suelos adoquinados,
donde tocas las fachadas
con sólo alargar tus manos
y donde, en otro pasado,
anduviere un arcipreste
que su nombre dio prestado.

A mí, dejadme aquí atado,
entre los tilos frondosos
bajo los cielos de otoño,
de mil flores rodeado,
dejadme sólo un espacio
en uno de aquellos bancos,
para mirar sin descanso
de San Ildefonso muros
que por sujetar la iglesia
rematan airosos arcos
y aquella redonda puerta
por donde entraban los carros,
oyendo latir los bronces
que a la media tarde gritan
levantando a las palomas
que anidaban en lo alto.

A mí, ponedme de noche,
en la plazuela sentado,
que en el invierno de nieblas
con el frío castellano,
sabré confundir mis huesos
mirando temblar las gotas
que en las paredes calizas
los regueros van formando,
y en el ardiente verano,
sentir frescor en la sombra
que las torres han guardado
por traer a la placita
a tantos enamorados,
¡de las noches perfumadas!,
y sentarles en la umbría
con el alba refrescando.

A mí, llevadme callado
con esos cien de la plaza
y pasitos orillados,
llevadme a la Catedral
por Corral de Campanadas,
pero no dejadme dentro,
acercadme a las murallas
que, sentado en las almenas,
velaré sin más el Duero
que se tuerce entre cigüeñas,
regresando con premura
para ocupar sus nidales,
donde duermen las campanas
que doblarán sin descanso
mientras apacibles calles
a mi vida dieron paso.


Manolo Madrid

De mi poemario 'Palabras, sólo palabras'

Etiquetas: , , , , , , , , , , ,

jueves, 19 de agosto de 2010

Pensamientos y más

Tan sólo una expresión, una palabra, y el sentimiento lleno de infinitas connotaciones de tristeza, de tantos olores y acentos, se expande dentro de mí y las imágenes de otros lugares me rodean con la mano extendida, pidiéndome algo, que no únicamente dinero, sino comprensión, una mirada que les diga: eres emigrante y dejaste atrás la patría aunque viaje contigo el recuerdo, pero eso no ayuda, es un peso más en tu mochila, un fardo que tienes que arrastrar a lo largo de un camino del que no ves más que las piedras y las curvas, vueltas y revueltas que a veces te hacen pensar y recriminarte el porqué de tu partida. Total, para estar luego abandonado en algún oscuro y sucio corredor de un metro o un suburbano, dejando escuchar tu tristeza en tonos de acordeón o de guitarra desportillada. Para regresar a una casa que no es la tuya, donde para dormir necesitas echarte un trago de la botella del olvido.

Pensamientos y más

Emigrante de oro,

que perdiste la patria

por una hacienda;

volaba el pájaro guaraní,

lloraba en el Iguazú,

entre índigos aleteos

y brillos de esmeralda,

catarata dorada

y arco iris que la enmarca

para llegar a tiempo

al encuentro de su amada;

y quizá me digan viejo,

pero bueno,

si no lo siento, la vida sigue,

no sé hasta cuando,

hasta dejarme yerto.

Y quise comer calafate

por volver a verte de nuevo,

allá, en la esquina tan larga,

por debajo de una Pampa,

azulados frutos

de la Tierra del Fuego;

¡bebe una copa de vino!,

susurraba el viento,

para que te ayude luego

a dormir vencido,

pero vos, decidme una mentira

que me ayude a pasar la noche

para nacer al nuevo día:

sonaban arpegios de guitarra

y suspiros de bandoneón

entre olvidados ecos,

apresurados pasos

hoscas miradas en un corredor,

con cielos de arpa artesonados

y ahora, ha pasado el metro

con su aliento sofocado.

De mi poemario 'Está rompiendo el alba'

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , , , , , ,

lunes, 9 de agosto de 2010

Nada es mucho

Ocasiones inciertas donde algo te surge desde el fondo y te hace sentir que no vales nada, que la vida te ha cerrado las puertas de las oportunidades. Momentos en los que sientes que es mejor terminar y dejarlo todo para que otros sigan el sendero que a ti se te vuelve áspero e infeliz, donde no crees que lo que haces día por día con ilusión le sirva a nadie y a nadie importe. Entonces, te sientes torpe, sin fuerzas, mediocre y rompes la cuartilla en la que dejabas tus notas y tus pensamientos, partes la pluma con la que escribías algo tan íntimo y que sientes que a nadie sirve ni interesa. Y la ventana te llama con su día radiante o con su tarde triste y apagada llena de lluvia. Pero a ti te da igual y caminas hacia un nuevo universo que desconoces pero que se te antoja mejor. Después abres la salida y te lanzas a volar hacia el nuevo destino, la nada.



Nada es mucho


Evadirse de tantos caminos de espinos y marañas

provocando oídos abiertos y sonrisas cerradas,

escribiendo su biografía en tan exiguas palabras,

soslayando otras virtudes en esquelas y epitafio

publicados en diarios y una lápida arrinconada,

para que descifren lectores y paseantes de tardes

donde llueven hojas de ocre entre rachas de aire

y silencios apagados con trinos fugaces, pardales

y mirlos que nacen por la mañana y no saben leer

letras de cincel, pero observan las ánimas florecer

en flores nuevas de manos incrédulas y rebeldes,

cada tarde más ajadas, cada visita más separada,

sin comprender la transición de poco por nada,

aunque nada es mucho si aún sientes en la nuca

que los ojos de alguien te acompañan, y sonrisas

de labios, uncidos como campánulas, te consuelan

de tantas penurias del alma, antes de que tus pasos

te acerquen taimados hasta alguna ingenua ventana.

Manolo Madrid

De mi poemario 'Está rompiendo el alba'

Etiquetas: , , , , , , , , , , , ,

miércoles, 4 de agosto de 2010

Poeta del aire

A veces, un ínfimo pedazo de papel, se hace tan indispensable como respirar y buscas desesperado en tus bolsillos, después tus ojos se separan de tu cuerpo buscando un bar de salvadoras servilletas de papel y por fin, tus manos, del suelo, toman el cuerpo yermo de una hoja amarilla donde poder, apresurado para que no se escape la musa, dejar la impronta de un trazo en tinta que mantenga viva la imagen que saltó de repente en tu espíritu.


Poeta del aire

En el recodo de los vientos,

donde vuelan las campanas

para que despierte el Duero,

levanta su porte el castillo

erguido sobre las aguas

que verdean en la tarde,

reflejando las cigüeñas

que regresan a sus nidos

caminando con sus alas

sobre caminos de aire.

En las almenas, sentado,

al contraluz de la torre

y al frescor de los jardines

escribe versos el poeta

con la tinta de su sangre,

sobre amarillentas hojas

del otoño que llegó antes,

contando de tantas flores

sus aromas, sus amores

y los colores de sus ropajes.

Después de terminar el día

y otros tantos que vinieron,

mirando llegar las nubes

que despiertan el invierno,

viendo desnudas las ramas

que del Sol le protegieron,

las palabras que nacieron

se quedaron en la tierra,

empapadas de la lluvia

que la sangre diluyeron.

Explica, poeta sin versos,

preguntó la Luna en el cielo

saliendo detrás de la nube

que había mojado el poema

escurrido en el húmedo suelo,

como harás desde ahora

para escribir esas rimas

que cuentan de tantas flores

los colores que tenían

y sus congojas de amores.

Dime, poeta del tiempo,

gorjeó volando una alondra

que ya llegaba muy tarde

para escapar de los fríos

que venían con el cierzo,

cómo dirás a los niños

esas frases y esas trovas

para que aprendan despacio

las verdades que se esconden

en canciones y en sonetos.

Pero el poeta del parque,

pintando flores de barro,

levantó despacio los ojos

para indagar en el cielo

y gritó mirando hacia el valle:

ya enseñaré a los pardales

las palabras de mis labios,

para que vuelen muy lejos

y las reciten con trinos

desde plazuelas y calles.

Etiquetas: , , , , ,

martes, 3 de agosto de 2010

Espérame en la eternidad

La fuerza del amor te hace cometer locuras y entonces, cuando nadie te mira, en la mitad de tu noche, robas un rayo de luna para volar en el espacio y buscar a tu amada.
Espérame en la eternidad

Subido en la cima del aire,

disfrazado de horizonte

tras una esquina del Sol,

la esperaba enamorado,

de mi pudor indiferente,

con ajuar de terciopelo

desde el filo de mi mente

al brillante confín del cielo,

dosel de luceros labrado

y luz de Luna enjaezado.

Tras suspiros de mil años,

subido en un hilo de plata

que robé con osadía,

recorrí desesperado

mirando hierba por hierba

el lindero de una pampa,

besando cada guijarro,

por indagar si aquel día

quizá se hubiese pegado,

el aroma de su estampa.

Aún pregunté, ilusionado,

al cruzar la Osa Mayor,

por la emperatriz de mi amor,

respuesta que siete hermanas

me dieron con un enigma:

“Diadema de olorosas flores

en un cometa viaja escondida,

de su fulgor paradigma,

hasta derramar distraída

por su extremo resplandores”.

Espera, Mizar, doble estrella,

imploré muerto de celos

señalándole los luceros

que palpitantes nos miran,

que yo te daré un regalo

para que tu pelo brille

mientras se agotan los años

que me quedan de la vida,

si consigues que ella vuelva

y en mi corazón sea rendida.

Manolo Madrid

De mi poemario 'Preguntando el camino'

Etiquetas: , , , , , ,

domingo, 1 de agosto de 2010

Sueños en el Parnaso

Intrigantes sueños que afloran cada noche, como el agua cuando brota de los verdes y frescos prados. Musas y hadas te sustraen entonces y te llevan por paraísos de luz dorada y musgo de cristal donde tus pies se enredan sin querer abandonar mientras manos de seda te sujetan y labios de rosa te musitan al oído las canciones que nunca olvidarás. Luego, la vida te atrapa y te aleja, pero el sueño viene contigo para que no olvides el camino de vuelta y regreses cada noche con la ilusión nueva de encontrarte con ellas, tus musas.


Sueños en el Parnaso


Me levanté de un sueño
y anduve entre la espesura
esquivando afiladas zarzas
y las piedras más agudas,
caminando por vericuetos
que eran desconocidos
y subiendo por senderos
franqueados entre pinos;
traspasé ríos sin puentes
y charcos sin algún vado,
hasta que llegué impaciente
al centro de un suave prado
donde esperaba sonriente
la diosa de los poemas,
la de los versos de amores
que se llamaba Erato;
al verme me atrajo cerca
de las ramas de su árbol
donde me presentó coqueta
al resto de sus hermanas,
otras ocho que junto a ella
habitan en el Parnaso:
Calíope, Clío y Euterpe,
Melpóneme y Terpsícore,
también Polimnia y Urania,
además de la pequeña
que se llamaba Talia,
completándose con ella
el nombre tan complicado
de todas las nueve hermanas,
hijas de Zeus y Mnemosine,
la diosa de la memoria
a quien todos recordaban.

Etiquetas: , , , , , , , , , , , , ,