Espérame en la eternidad
Subido en la cima del aire,
disfrazado de horizonte
tras una esquina del Sol,
la esperaba enamorado,
de mi pudor indiferente,
con ajuar de terciopelo
desde el filo de mi mente
al brillante confín del cielo,
dosel de luceros labrado
y luz de Luna enjaezado.
Tras suspiros de mil años,
subido en un hilo de plata
que robé con osadía,
recorrí desesperado
mirando hierba por hierba
el lindero de una pampa,
besando cada guijarro,
por indagar si aquel día
quizá se hubiese pegado,
el aroma de su estampa.
Aún pregunté, ilusionado,
al cruzar la Osa Mayor,
por la emperatriz de mi amor,
respuesta que siete hermanas
me dieron con un enigma:
“Diadema de olorosas flores
en un cometa viaja escondida,
de su fulgor paradigma,
hasta derramar distraída
por su extremo resplandores”.
Espera, Mizar, doble estrella,
imploré muerto de celos
señalándole los luceros
que palpitantes nos miran,
que yo te daré un regalo
para que tu pelo brille
mientras se agotan los años
que me quedan de la vida,
si consigues que ella vuelva
y en mi corazón sea rendida.
Manolo Madrid
De mi poemario 'Preguntando el camino'
Etiquetas: dijo la Luna, eternidad, luceros, Manolo Madrid, Mizar, Osa Mayor, poema de amor
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