¿Dónde van?
¿Dónde van los muertos, que nunca lo he sabido?,
que por más que pregunté a los cipreses centinelas
que por la noche velaban las lindes del camposanto,
que por mucho que hostigué a los luceros vigilando
y por más que rebuscaba por la queda en altozanos,
entre lechuzas y grillos buscando a resucitados,
nunca di con espectros que se escapasen de osarios
ni espíritus transparentes que apareciesen volando
mientras fiaban los huesos para teñirlos de blanco
con rumbo desconocido, camino de algún legado,
una heredad perdida en algún mundo extravagante,
donde el amo de las cosas allí quisiera hospedarlos.
¿Dónde van todas las almas sin adornos ni sudarios?,
que nunca me lo explicaron a pesar de preguntarlo,
sin que adivinarlo pudiese, ni acreditarlo tampoco,
que quiero hallar a mis deudos e irles preparando
para que pongan un sitio donde tenga buena vista
del camino ensortijado que remonta hasta lo alto
y mirar a los que llegan a llorar arrodillados,
para esperar con paciencia a camaradas y amigos
que me debieron largo y a otros más allegados,
a los que concedí el regalo de la vida que disfrutan
sin agradecer el tanto, pensando que era obligado
Etiquetas: amigos, buena vista, Dónde van los muertos, espectros, Manolo Madrid, poesía
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