viernes, 4 de julio de 2025

 

Desde aquí

 

Desde aquí, Satán,

desde mis versos te interpelo,

no como juez para calificar tus actos,

no como soberano que deseare reputar

nubes acaecidas de tus manos,

de tus ojos,

ni siquiera deseo criticar

tropelías cumplidas con humanos,

autócratas mermados

y poseídos de ególatras ideas,

nacidas en historias guerreras

y deseos de bocas acaparadoras;

¡no, Satanás! ¡No es así!, satánico poder…

de los miles de nombres:

Leviatán, Belcebú...

y demonio, Satán, diablo, Lucifer, Luzbel,

demoníaco ser,

gran macho cabrío y cabrón,

ángel perdido y arcángel vencido de tu Dios;

y otros colegas más que en tu castillo vuelan,

que son rebeldes y negros cuervos de locas ideas

mancilladas en almas descarriadas, perdidos

ángeles de siniestros hombros, íncubos guías

y súcubos nefandos, promotores de orejas

izquierdas, de aromas azufrados

y crispados sonidos.

Tú, canalla, empujador taimado de pasos torpes,

y mentor de senderos raros y equivocados.

Y desde aquí, Belcebú, desde mis versos

quiero saber de tu pasado,

de qué cielo hubiste llegado,

de dónde fuiste despachado,

vencido y despedido volando.

Quiero saber la senda que te marcaron,

que tinta para impregnar el tatuaje eterno

de indefinido marchamo,

de indeleble número,

aquel que marca tu vestido…

tres seises definidos, huecos y fementidos.

Deseo saber dónde está el cielo que te dijo:

¡vete, Satán, a la eterna sombra,

a la infinita tiniebla!,

que así tendré ubicado ese extenso paraíso

que injustos me negaron,

sin fundamento ni tesis

y conoceré la ruta que me lleve

y me dé

un destino brindado a quienes fueron austeros

y a los justos

que no fueron con preceptos y leyes.

Que, a ti, te sancionaron de pretender ser Dios

y dominar el mundo en trono de vanidad,

por reinar en sitial junto al postizo profeta,

en posesión de todo bajo la gematría

de su nombre, del número temido en la diestra

sin que yo concurriese,

sin que yo participase en ofensa ni en ultraje.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 3 de julio de 2025

 

Soldados de Dios

_____________________

 

Yo mandaré a mis dos testigos

y ellos profetizarán por 1.260 días,

vestidos de cilicio.

Ellos son dos olivos

y los dos candeleros

que están delante del Dios de la tierra.

Si alguien les quiere dañar,

fuego saldrá de la boca de ellos

y devorará a sus enemigos.

Y cuando alguien les quiera hacer daño

 tendrán que morir de esta manera.

Ellos tienen poder para cerrar el cielo,

de modo que no caiga lluvia

durante los días de su profecía;

y tienen poder sobre las aguas,

para convertirlas en sangre

y para herir la tierra con toda plaga,

cuantas veces quieran”. 

______________________

 

Dijiste que pondrías dos testigos,

olivos en la puerta, candeleros

que cubran de enemigos tu caverna

y les diste poderes y energías

para quitar la vida y les donaste

poder para lograr llegar sequía

y generar el fuego en los humanos

que atacasen tu huerto, un sinsentido

y abuso de poder que no debiera

tener sitio entre lunas ni planetas;

por qué razón castigas la cosecha

de tus manos creativas, o quizás

¿sería de menor justicia dar

mayores apariencias a mujeres

y hombres?

¿O una mayor exhortación,

creerás que podrías tener sano

el cesto de manzanas?, asertando

transfigurar en sangre el agua

y plagas que asolarán

las tierras de semillas

que tú abonaste, ciertas para frutos

de tu huerto, del planeta que girando

da sentido a ese juego de tus manos,

creadoras de galaxias y de cúmulos

que se prevén de vida futurible.

¿Piensas en paz que una obra mal hecha

da pie a ser aclamado gran maestro?

 

Manolo Madrid

 

miércoles, 2 de julio de 2025

 

Soldados de Dios

 

Y serán los soldados y estrategas

de Dios quienes harán disertaciones

públicas y, prosélitos, arengas

de evangelios de otros futuribles

que llegarán en carros de fulgor.

Y en días de amarillo despertar,

bajando de los cielos, dejarán

opaco el sol brillando en luminarias,

para dar desde arriba sus diatribas

evangélicas: la criba primeriza.

Y los crédulos, mentes primitivas,

sin exigir papeles o pedir cédulas

de identidad, ni títulos garantes,

llorarán con sus frentes adheridas

al tamo de ignorancia y servilismo.

Y aún elevarán clamor de honras,

dominados por miedos y echarán

sus manos a los ojos ocultando

el brillo de sus lágrimas dolidas,

asediadas de nuevos mandamientos.

Pero serán de nuevo voladores

carros los que elevarán el vuelo,

huida para dejar semillas de mañanas

desconocidos, giros de millones

de años de oscurantismo y barbarie.

 

Manolo Madrid

martes, 1 de julio de 2025

 

Universos

 

Inmensos campos de colgantes pueblos,

brillantes nubes de zafiros

y cristales de rubí,

negras cortinas de seda

y transparente tul

donde cuelgan brotes de estrellas

y vivaces esferas,

intensas voces de ángeles

anunciando sendas de galaxias y cometas,

teorías de incertidumbres

y giroscopios extensos

que son de señalar

nuevos rumbos capaces

y destinos desconocidos

donde el Gran Atractor nos reclama,

sin finales previstos,

sin quimeras de literaturas

que dejen constancia

o dejen ningún significado

o declinen

la estructura de la vida y del fin

de la eternidad que nos absorbe,

que depara tiempos

y espacios infinitos

y abiertos paisajes de eternidad.

Libres y universales pampas

que no tendrán final

ni senectud,

que nunca nacieron

y nunca se podrán medir,

que nunca podrán contar ni decir:

éste es el final

y nada viene detrás,

¿sólo un tabique de opacidad?,

¿un pensamiento marmóreo,

pétreo y sin fisuras ocultas

que te permitan entrar?,

quizá un distinto espacio universal.

 

Manolo Madrid

lunes, 30 de junio de 2025

 

Mesias

 

Diste al tamo tus pasos, entre huellas

de taludes y sendas de mendigos,

calzadas de granito de avezados

y jardines de locos, perturbados;

llevaste las zancadas entre prados,

tupido y verde césped de pajizos

aljófares, regando los sembrados

sin advertir los ojos de testigos

y cruzaste los ríos y serpientes,

sandalias en rastrojos de trigales

y hacer nuevos caminos, ignorar

cunetas y pisadas y mirar

ausentes pensamientos volando por

serrijones, colinas que subir

y convencer, personas e indigentes

para vendar sus ojos con visiones

de Apocalipsis, pérfidos libretos

y fábulas de miedos y castigos

de universales fuegos y suplicios.

No te enuncies Mesías viendo lunas

ni contemplando soles, no te erijas

en ardedor de zarzas, rompedor

de becerros de oro, llovedor

de maná en las desérticas llanuras;

mejor será que vieres y mirases

formas de eludir trampas, artificios

implantados por curias y concilios,

sobornos de intelectos, de fortunas

menguadas donde vivan los nacidos

en tierras de carencias y mermados

frutos; mejor aleja la pobreza,

la malicia, aparta aquellos amos

que fustigan penurias para atar

con cadenas de sucia desventura

a esclavos proletarios, de cabezas

gachas cuando llegase el amo, un dios

que tutelas y escudas sin que increpes

su avaricia y ausencia de razón.

 

Manolo Madrid

domingo, 29 de junio de 2025

 

Incertidumbres

  

Y cayeron de algún cielo,


de un mundo mágico,

las ideas de Dios:

pasos de aromas,

invenciones de color,

los clarines de ángeles al vuelo,

los dolores que avisan en su duelo.

Y de libertad… clamor en mil colores,

de tropezar... caminos y esquinazos,

de oler... aquellos campos,

amapolas y margaritas,

pétalos de rosas de pitiminí,

nubes de blancor y seda de piel,

lomas de la vida

para trepar con pies austeros,

botas…

urdidas en silencio,

para huir de trampas religiosas,

sin mirar…

cual figura de sal y frente alzada

dispuesta a Sol y Luna…

otras trochas que navegar

en aguas sin fortuna.

Y mares sombríos,

lagos de penurias

y recuerdos amargos que encontrar

para llevar contables sumas:

faltas y pecados,

amores y desventuras,

inciertos al final.

 

Manolo Madrid

viernes, 27 de junio de 2025

 

Yo quise ser vagabundo

Segundo premio certamen Torrejón de Ardoz,

16 de marzo, 2016

 Asociación Cultural Caminos

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Deambular en la quimera de una vida sin techar,

sin sujeciones que te aten,

con el sendero apuntando hacia la loma

donde se esconde el sol,

con el telón de las estrellas

que giran en tu universo inquietante,

pero deseado;

dispuesto a caer en cualquier lugar

donde un ciprés te anuncie

una cama para la eternidad,

un zurrón de ningún manjar

y vistas al espacio sideral.

Inspirado en la música del film “La ciudad sin ley”.

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Yo quise haber nacido en el recodo

de un camino. Nacido bajo cielos

de estrellas bien curtidos y poniente

soplando espigas tiesas, que cantasen

de noche con susurros y gemidos.

Y caminar mirando algún futuro,

explorando mi sueño, que con suerte

nunca hallaré cumplido; mi deseo

más vehemente: hacer camino largo,

pasear bajo el cielo, despedir

a la gente mirando siempre al rostro;

montes en mis pupilas y, en mis cejas,

la lluvia que cayese de torrentes.

Nunca quise tener casa, un hogar

que me tuviese, ya me tengo solo

para aliviar las penas con el musgo

de las piedras. Calmar hambre y la sed

en arroyos, maizales y trigueros

que han corrido los vientos caminantes

y han dormido entre barros y zarzales;

dejadme que persiga blancas garzas,

grises tordos, torcaces que se elevan

encima de los cauces y recorren

nubes sin tropezarse, gritos tercos

en muriendo las tardes y gorriones

que se columpian cultos de los aires.

Y entre nieves y barros romper huellas

que dejaron algunos más urgidos.

No deseo encontrar choza ni techo

que me aliente a quedarme protegido.

Quiero ver horizontes, quiero oler

mi destino enredado entre cipreses

que bordean suspiros y murmullos

que se fueron sin quejas de este mundo.

Y sin que nadie encierre mis atajos,

quiero que me etiqueten vagabundo

y volar como grajos y escalar

como gavinas, déjenme ser mar

que se mece y bandea libremente.

Entonces navegar como goleta

o bajel de cañones atestado

y dejar en mis palos descansar

las gaviotas que gritan ¡tierra, tierra!

Y echar de nuevo pasos al camino

en busca de mi suerte y el hatillo

con pan y vino, pan de trigo ajado

en cunetas y vino, tibio al sol

o frío al cierzo, viento que me empuja

cuando subo rendido, mendigándole

un paso más, un día más errante,

otro instante mirando el universo

como ojeador de estrellas ambulante.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 26 de junio de 2025

 


Me encontré con un alma

 

Me impactó el olvido de aquel

que fue un desconocido

en algún terrible accidente,

donde quedaron cuerpos

de quienes no fueron reclamados

por deudos ni familiares,

tampoco por algún amigo;

luego fueron dados a la tierra

en algún camposanto perdido,

en algún pueblo triste,

uno que le nació como un grano

a una carretera en algún arcén.

Y el alma del penado

quizá vague entre los hierros calcinados

o los campos dormidos

o los trigos abandonados.

___________________________

 

Me encontré con el alma de un viajero,

entre olas de raíles y montones

de acero; rodaduras alargadas

y horizontes de fuego. Un envoltorio

escondido entre maulas de señoras

y abultados petates de atildados

caballeros. Brillantes las pupilas

me observó con recelo, sin moverse

de la sombra, temblando como un viejo.

¿Quién eres?, pregunté sin conocerle,

¿de dónde vienes?, dije sin creerme

las señas penetrantes de su imagen,

el aura palpitante de su albedo.

Soy vagabundo, nómada, velero

que transita caminos de crucero,

soy pecador del mundo que no quiero,

soy uno que quedó sin ir al cielo

y tampoco iré al infierno; rechacé

el limbo al no creerlo verdadero,

ni de Dios, ni lugar para acomodo

de mi abatido cuerpo, que olvidé

días atrás cerrado en el barniz

de aquel cofre, en el medio del estruendo;

alargada avenida de cualquier

cementerio, una lápida sin nombre

para acoger visitas las solanas

de las tardes del invierno, de mañanas

de domingo y noviembres de los muertos.

 

Manolo Madrid

miércoles, 25 de junio de 2025

 

Mis fantasmas

 

Son tus fantasmas, los de cada noche:

los recuerdos, los reproches,

lo que dejaste y lo que hiciste

cerrando los ojos para no mirar

y no sentir.

Tantas vidas se viven en una,

tantos cielos volaron en uno

y tantos sueños se agolparon

en tu almohada

que te revuelves y te agitas

en el dormitar sobre la cama.

Y al final de cada noche,

en cada madrugada,

decidiste que nunca darías

más pasos en el camino

que te llenó de pesos y de llagas el alma.

_______________________________

Ya volvieron mis fantasmas,

intangibles en mi noche,

ya volvieron con sus gritos,

ya volvieron con sus voces.

Y cuando ruedan sus bolas

arrastrando las cadenas

se me revuelve la sangre

y se me atascan las venas

y me vienen los recuerdos

de vigilias que murieron

en pasajes de la vida

y en senderos de mis duelos.

Y no deseo más días

y no quiero más mentiras,

lo que se fue de mis manos

fue de mis manos vacías,

que sin haberlo tenido

se marchó porque quería,

que no se fue de mis ganas

que no lo quise en mi vida;

haz que las sombras se vayan

como se fueron amores,

como se fueron los besos,

aquellos que perseguía.

Y cuando llega la noche,

y me persiguen las doce

campanadas de misterio,

anuncio de predadores

entre pasillos de sombra,

quisiera sentir lo mismo

que resuena por el día,

porque no quiero quimeras,

ni espectros de compasiones,

ni visiones de espantajos

o sombras de apariciones,

no deseo que me quieran

las nuevas apariciones;

deja que mis manos pierdan

la memoria de otras quedas

y los demonios ocultos

detrás de viejos recuerdos,

haz que se vayan volando

tras los dueños insepultos,

que son duendes y visiones

que me duelen y me dañan

sin traer más ilusiones,

sin que mis manos se cierren

por no atar otros amores.

 

Manolo Madrid

 

 

 

 

martes, 24 de junio de 2025

 

En memoria de un jilguero

 

Es sólo un pequeño puñado de plumas

desde donde nace el canto que le da aliento

y te acompaña, es sólo un jilguero

o puede que un gato o un perro,

quizá un ratoncillo travieso;

pero es el compañero que te ayuda

en el camino de la vida,

en la soledad de tu universo.

Y cuando un día se va,

o se lo lleva el viento, te duele

y dejas salir una lágrima en silencio,

por un puñado de plumas

que cantando te esperaba

en el rubor de la tarde

y el rosicler de la mañana.

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Déjalo que aúlle y sople,

deja que alborote el viento

y que silbe en mis oídos

mientras reposo mi cuerpo

y miro agitar las hojas

en higueras de mi injerto;

y pasarán, sin hacer

parada, esponjadas nubes

blancas, que se me llevaron

de alborada ideas locas

de irme a mirar universos

y escudriñar los paisajes

que pretendí saber nuevos,

en busca de mi mascota,

en busca de mi jilguero.

Deja que siga silbando,

que mis ojos no me duelen

por mirar, tras los cristales,

correr los pétalos sacados

de las rosas que agonizan

porque anda cerca el invierno

y las hojuelas de las petunias

que van perdiendo el aroma

mientras tropiezan calladas

con hermanas amarillas

que dormían en el suelo

desde que sopló aquel cierzo,

la tarde de la tormenta,

que se llevó egoísta

de la ventana a mi amigo

 y me dejó sin jilguero,

en triste silencio, triste

y aquella su jaula, rota,

desperdigada en el huerto.

 

 

Manolo Madrid