martes, 8 de julio de 2025

 

Me detengo a veces

(De mi poemario “Poemas para un destierro”)

 

Que a veces me detengo a pensar en mi propiedad mental,

en la longitud de mi destino;

es como vaho en mi camino…

como una niebla que me sujeta en ideas que aparecen desde el sino,

árboles de espinas entre gotas suspendidas,

siluetas apenas definidas,

ramas truncadas, espesuras,

hojas sujetando frágiles nidos,

palomares, ataduras,

cubiles y madrigueras,

en ráfagas de aire que se llevan las golondrinas.

Y entonces me desvanezco de la vida,

del sendero que me lleva,

que me obliga

y aparecen historias:

diatribas con la propia identidad,

afrentas con los días,

injurias con mis noches,

censuras con el alma que parecía dormida.

Y aún con mi yo,

con mis críticas

y mi ser abstracto:

el ente desmembrado de las cosas del día,

de las mentiras,

de soliloquios entre paredes huidas,

porque ya no siento el viento,

ni percibo la saliva de las nubes,

sólo besos de boca lasciva,

sólo las ideas de la gente,

volando entre la humanidad perdida.

Porque todos creen en su yo, en su fábula y su leyenda

sin entender que su casa es una esfera a la deriva,

que su savia es una esencia perdida,

un éter que se dobla,

se desvanece y mezcla en un espacio sin mesura.

¿Cuántos sueños y cuántas batallas encendidas para ser la nada que no se compra en medidas?

¿Por qué pelean y acaparan?, me pregunto…, mientras me abstraigo en el camino:

¿Por qué juntan en su bolsa tantos granos de maíz y de trigo?

¿Por qué desean la riqueza que nunca podrán llevar en su ida,

en su marcha, en su partida?

Un final que no pueden desestimar, ni prever en su huida.

Y el Universo inmediato, el Cosmos más cercano,

un intervalo que advierten con soberbia

pensando que ése es su compás,

el ritmo de su mano

y que lo pueden caminar

y lo pueden medir

con pasos altaneros y arrogantes,

una medida fatua que no soy capaz de entender,

mientras les miro arrastrar pies impregnados de sudor

y lo esquilman en costales y fardeles henchidos de lucro y dinero,

del poder obtenido de plegaduras del tiempo:

… tiempo…,

un concepto solamente,

una eternidad,

una existencia desde la perpetuidad,

únicamente una amplitud sin final que desean acotar

egoístas y prepotentes,

un jirón de aire que quieren quitar a la gente:

entidades sencillas,

un algo más para sumar a su concepto de que aún es poco lo que acaparan, aunque el peso les agobie y rompa sus rodillas.

Y ahora, nuevamente, mis ojos parecen nublados en la cencellada

y mis ojos estudian los troncos y las ramas

y mis ojos acechan humildes las llegadas de las noches,

de cada noche,

para que todo sea una espera igualada,

paradigmas de anagramas

donde ronde la Luna en lapsos vacíos de nadas,

sin reproches.

Porque a veces, me detengo en el hálito de quimeras

y estudio las sombras pintadas, color de avaricia y envidia,

dejando que la lluvia, llanto de nubes, empape mi cara

y deje mis células grises preparadas, con insidia,

para difuminar mi vida entre vidas de comparsas.

 

 Manolo Madrid

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio