lunes, 7 de julio de 2025

 

No digo nada

 

Y cuando alguien duele mi alma

y consigue parar la savia

y decepciona mi sangre,

no digo nada

y silencio la campana

porque nadie venga a la Misa mayor,

porque voy y me lo aguanto;

me echo ese saco a la espalda

y mis pies los descalzo,

los llevo al camino de piedra rodada,

antaño corriendo el agua

y los sacos de sal desmantelando su peso,

derritiendo los pecados al cruzar el frío fluir

entre ojos vagos de ranas;

en tanto, la noche ronda vereda del rosicler

y chasquean los huesos de doloridos pasos,

secos los párpados y secos los recuerdos,

que son membrillos drenados al sol

y no dejan pulpa para hervir con azúcar

y degustar paladares;

porque voy y me lo aguanto

mientras orillo por río seco

y cuelgo los huaraches

al saco de abandonos y tropiezos,

con las faltas que ajan la conciencia pálida

y me dejo ir con mirada perdida,

esquivando el sol,

buscando lunas,

por medir la llegada de la noche,

donde abatiré mi sombra

tras pezuña de chaparro

y oír allá, agazapado,

gemidos de aire que busca el dolor

y darle tierra bajo un cañaveral seco,

dando la cuenta mermada

con algún eco de menos.

 

Manolo Madrid

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