jueves, 31 de julio de 2025

 

Venimos de la feria

 

Gitanos y payos, ¡que venimos de la feria!,

¡felices y hermanados!,

entre ruidos y luces,

entre canciones y palmas,

¡que venimos de la feria!, sonrientes.

Y ya se ha marchado, entre cantinelas y palmas,

el Sol de media tarde,

el Sol que ya descansa;

que de la feria se ha ido,

el Sol sonriente que pintaba de amarillo

los colores que huelen,

los gitanos y payos entre churros y anisete,

entre canciones, aplausos y buñuelos

y zapateos flamencos

y Luna amaneciente.

Luna que canta luces y brillos

entre ruidos y sirenas,

Luna que oye como celebra la gente

y escucha como ladran los perros,

Luna de noche,

Luna sonriente,

Luna de palmas y canciones,

de bullicio, de ruidos y luces y cánticos

de gitanos que se arrancan

entre olores y aguardiente,

bulerías y soleá y tanguillos y tientos,

cañas y alegrías

y chocolate con churros,

tejeringos que huelen

y Luna sonriente.

¡Que venimos de la feria!,

entre canciones y palmas, caballitos de madera

y carromatos de colores que montan churumbeles

bajo la Luna que alumbra los prados de afuera

donde el río murmura, entre espadañas y cohetes,

¡que venimos de la feria!, gritan las tracas

y brillos en el agua bajo el puente.

 

Manolo Madrid

miércoles, 30 de julio de 2025

 

¿Por qué vas llorando?

 

Por qué vas llorando…,

princesa de domingo,

sobre tus tacones largos,

escondiendo tus ojos

entre cabellos castaños,

mordiéndote los labios rojos

repasados de pintalabios,

por qué vas llorando en domingo,

por qué me ocultaste la cara

cuando pasaste a mi lado,

…porque… en silencio pasaste

y en silencio ibas llorando;

por qué llorabas tanto,

princesa del sol poniente,

soberana de la tarde,

de lágrimas que se pierden

entre pinceles añiles

y arboledas que se yerguen;

te miré entre las prisas,

princesa de la tarde

y de tus lágrimas reina,

de tus penas pañuelo

que tú escurriste en la sombra,

que se enjugaba en tus pasos

y entre colores dulces,

de tonos apagados,

zarcos que se mojan

de tus lágrimas perdidas,

con tus penas como dardos

cuando he sentido tus pasos;

por qué lloras princesa,

no te lo dejes callado…

 

Manolo Madrid

martes, 29 de julio de 2025

 

Hoy acaricié

De mi poemario “Colmando las alforjas

 

Hoy acaricié la mano...

la mano que se tiende desde la sombra del día,

la mano que en la noche se dormía,

temblorosa,

mendigando la moneda, mendigando mi limosna;

hoy sentí, más fría, la piel de otra persona,

escondida en aquel hueco, oculta entre la sombra;

y vislumbré aquel brillo

como luceros temblando,

como faroles perdidos

en la galaxia que gira sobre las cimas nocturnas,

ventanas que nos miran.

Y vislumbré aquel berilo

de ojos que aún vivían,

que esperaban su destino,

que brillaban entre ropas que tapaban al mendigo.

Su rostro se escondía entre pobladas melenas,

oscuras encanecidas, y labios hechos de arrugas,

prendas desperdigadas y atadejos de ropillas,

los cinco dedos abiertos

mendigándome comida.

Hoy toqué la mano de aquella piel más fría,

hoy dejé calor

de mi lástima sentida sobre la piel de la sombra,

sobre la piel renegrida,

hoy me miré en un espejo

escondido entre la sombra,

en el brillo de berilo que agradeció mi limosna.

Después fueron cortinas,

pestañas que me ocultaron

los brillos de aquellos ojos

y se escondió aquella mano

asustada de la mía.

 

Manolo Madrid

lunes, 28 de julio de 2025

 

Preguntas

 

Cuántos fueron los verbos que mintieron

en días de primavera,

dejando que lloviesen besos en manos…

de piel desierta de poemas,

manos aferradas en hortensias de soledad

y dedos recorriendo caminos y senderos furtivos,

despertando huracanes y tormentas ajenas.

De dónde nacieron tronadas frases,

cláusulas acaparadas de pamemas y macanas,

donde se apuesta más por no decir evidencias

ni realidades en amanecidas inesperadas,

ni axiomas que atraigan los lirios blancos.

Cuántos fueron los que desearon tirar con cañones

la metralla de aranas y falacias

sobre ojos del pueblo,

que cuando deja vagar la mirada

en cielos de libertad,

pierde rumbo y se deja llevar a la deriva

como esquife empujado por viento de popa.

Y cómo fueron los discursos,

las desquiciadas arengas y peroratas,

que no trajeron certezas, ni certidumbres

y arrancaron del suelo mefíticos conflictos en disputa

de oro y riqueza,

arando sobre los trigos y las vides

para acaparar la riqueza y la opulencia…

Qué será de frágiles tomateras

arrancadas de raíz,

mostrando sus frutos rojos

podridos a la linde de los surcos,

como pasto de lombriz.

 

Manolo Madrid

domingo, 27 de julio de 2025

 

A la muerte de un poema

 

Y dejo que caigan semillas de tristeza desde mis dedos,

porque me atrapan las blancas hojas

como si fuesen un cielo para mi vuelo.

Y deseo que la lluvia y el granizo

y el remolino de la harina,

de las ideas que han rodado bajo la muela,

grano y cascarilla

que tamizan el suelo y descubren pisadas

y me fueron sujetando en el molino,

dibujen poemas en pámpanas níveas

de semillero,

como un regalo de albricias sujetas con alfileres,

un día festivo,

cualquier domingo de invierno

con tardes soleadas de costurero.

Y serán tristes los panes que no coma nadie,

serán perdidas palabras

en tardes lentas y pausadas,

donde el sol llega oblicuo a las cretonas

de la sala,

donde tímidos cantos saltan

de un agitado jilguero

y se han quedado mustias

las hortensias azuladas del florero.

Aún huelen transparentes aromas

de intimidad nacida

en brasas de un brasero.

¿De quién será la mano

que levante el libro

que se ha caído al suelo?

 

                    

Manolo Madrid

sábado, 26 de julio de 2025

 

Cuando el viento me lleve

 

Y tampoco deseo que nadie se encolerice

por mi pretendida ausencia,

que cuando el viento me lleve

y el huracán sople mis versos…

las rimas volarán entre campos de ababoles

y margaritas,

y mi vuelo descenderá sobre tierras de guisantes

y zanahorias silvestres,

sobre correhuelas y vezas,

arremolinándose con el cierzo,

con sílabas contadas,

con estructuras blancas o sonetos;

que serán colores en flor en el tabuco de mi cabeza,

y volarán con metáforas escondidas

y cadencias en batuta de orquesta,

entre vestidos de fiesta,

entre ideas encendidas

y pensamientos agradecidos

que no necesiten respuesta

y vuelen persiguiendo a sisellas y vencejos.

Y pintarán migraciones que cubrirán el cielo

persiguiendo las praderas donde callar el invierno,

pero yo no quisiera que por buscar mi deseo

se enrabieten un par de ojos leyéndome de nuevo,

que yo dejaré preparado mi próximo vuelo

en busca de mansas primaveras,

en busca de novicias flores,

para pintar así con mis manos y mis palabras

mil cielos de colores

y pegar en mis oídos

otros versos que me recuerden y me sujeten

en memoria de poetas

más nuevos.

 

 

Manolo Madrid

viernes, 25 de julio de 2025

 

No hace falta

 

No hace falta que nadie compre mis poemas,

ni es necesario que ocupen librerías…,

ni estantes…

ni cajones,

no será imprescindible que los tengan doblados

en bolsillos de media tarde,

en paseos que te abrigan de sombra

los veranos más vivaces

y te adulan con silbidos

los otoños más fugaces;

no será imprescindible

una hoja de cuaderno

para sujetar una imagen.

Porque un viento helador surgirá del tiempo,

quizá de la noche…

en alguna autovía,

algún aeropuerto

o en cualquier andén solitario,

delineante de raíles acerados

y pasillos de pisos cuadriculados

bajo escueta bombilla,

esperando un tren de madrugada,

un fulgor pequeño y de polvo amarillo

mecido por el viento

que corta como cuchilla;

no hace falta que guarden mi libro entre las manos,

que cuando me marche…

cuando inicie mi viaje

no querré llevar recuerdos

en mi equipaje…

así me será más liviano el aire.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 24 de julio de 2025

 

El billete

 

Y por fin tuve billete, estrujado entre mis dedos;

que siempre anduve buscando camino incierto

y no quise dejar deudas

de sentimientos.

Y fui para aquí

y para allá,

sin dar tregua a zapatos de mercadillo,

dejando pasar más gente

entre fachada y bordillo.

Y agité en el aire la mano, gritando:

¡ya tengo billete!, ya tengo el viaje preparado,

me faltan pocos amigos a quienes darles la mano

y pagar préstamos y comisiones

al banco…

Y secar la hipoteca como huerto de solanera,

dejar colgados los dineros

como vainas resecas y luego…

más tarde…

caminar junto al Duero,

por despedir a un amigo que nunca me dio espalda

y jamás pidió dinero por acunar mis paseos

en zapatos de tenderete

y despertar mis poemas que paso a paso

apuntaba cada tarde en algún papel de membrete,

hasta llegar, con sombra de Luna,

a mi perchero viejo.

Y tiré la boina al vuelo y saqué los versos

envueltos en mi pañuelo y miré desde el alfeizar

volar a Diana por el cielo…

¡que larga noche, saludé sin miedo!

Pero ya tuve cerradas las tapas, un compendio,

un abecedario, casi un vademécum

por sacar a tiempo el billete

y estrujarlo entre los dedos.

 

 

Manolo Madrid

martes, 22 de julio de 2025

 

Te dije

 

Ya te dije, mirando de arriba abajo,

orillita del río Duero,

mientras venía su agua navegando:

con sus barquitas de hoja

y sus navegantes en palos,

mensajes que las ramitas descolgaban desde un árbol.

Y tu mirada… seria… quizá pensando,

tus pestañas opacas, tapando,

quizá sintiendo, quizás cavilando, quizá tus ojos

de mis palabras escapando,

que yo decía de arriba abajo.

Y tomabas una hierba entre los dedos

y la llevabas a tus labios

y con la otra mano

acariciabas tu pelo, de arriba abajo,

temblándote la sonrisa desde los labios

sin creerte que yo estaba marchando,

sin figurarte el castigo,

sin conocer el destierro a que me ibas forzando.

Tu cuerpo sobre la tarde, soleando fajas de luz verde,

color de césped, senderos de luz triste jaspeando

la fronda oscura, recortando tu alma tirada en tréboles,

vulgares, de tres hojas, y mis ojos de arriba abajo,

recortando tu hierba en mil pedazos,

las palabras precisando un camino,

otro futuro muy lejos de tu mano,

ahora caída inerte

junto a tu lado,

junto a mis pasos huyendo

de tu amparo.

 

 

Manolo Madrid

lunes, 21 de julio de 2025

 

Del río

 

Soy del río la corriente,

pedacitos de agua alborotada

que no recuerdan a nadie ni a nada…

Ni riberas ni cigarrales a la espera,

ni solaneras de sol raptando reflejos

bajo ramas de los sauces

y los álamos más viejos.

Soy un cuerpo que se gira y se retuerce,

se estira, se adelgaza y crece

y pasea por el cauce

tranquilo cuando no llueve,

llevando hojuelas pardas y verdes

y ramitas pegadas de semillas

que se fueron de viaje sin visado,

esa mañana de mayo que nació floreado;

un aleteo impreciso,

viajeras empujadas de viento y de rocío,

contando historias de las noches

donde temblaba el aire con las voces

de los búhos y rapaces… y piar de pajarillos.

Soy del río el alma bajo el puente,

un siseo, un rumor que disfraza la pendiente…

y cuando el cielo llueve,

y me llegan de ribazos los barros y cañizales,

me veo agitada muchas veces

y me espeso y enturbio mi color

y correteo aprisa entre orillas gritando mi rumor.

Soy del río la corriente para arrullar amores,

para desterrar suspiros entre meandros y curvas

entre hierbas empinadas que simulan el corsé

que va sujetando el agua,

entre las piedras saltando

como lo hace cualquier pez.

 

 

Manolo Madrid

domingo, 20 de julio de 2025

 

Desleal

 

 

Que fácil te habrá resultado abrir la maleta,

los pertrechos de la vida

y tirar en cuneta del camino el pesado

exceso de equipaje,

fardos de recuerdos

de tus amigos,

para no tener escrúpulos

de sentimientos

a medianoche,

ni desazón en la conciencia

que no te deje dormir

y que ahora

dejaste caer en la trinchera,

pinceles tristes de abandono,

oscuros lienzos para colgar

en museos de traidores

y fementidos.

Como fue de sencillo

descorrer despacio,

a hurtadillas, el pestillo

y airear al viento rostros

y actitudes de otros,

unos que cabalgaron

codo a codo

en abiertas cruzadas,

batallas que ganaste

o perdiste en la abatida tristeza

de lamer tus heridas en soledad,

un destierro,

brindando con jarra de vino

levantada al techo de tu jaula,

taciturno abrigadero,

una oquedad sin compañero de noches de farra

y días de labor a quien pudieras abrazar.

 

Manolo Madrid

jueves, 17 de julio de 2025

 

Del Tiempo
 

Del tiempo, ¿lo comentamos?,

los minutos y segundos

que cruzan sobre dolores

y luego los van borrando…

¿Tiene el tiempo propiedades

como la mano de un santo?

¡Ay como duelen los celos,

los amores terminados...!

Deja que cabalgue el tiempo,

deja que corra el caballo

y que cruce sobre el puente

sin que mires hacia abajo...

y el tiempo lo borra todo

sin dejarse nada a un lado...

¡Ábreme la puerta, corre!,

no pierdas segundos tristes

que muchos suman un año...

Mami... me ha dolido el brazo

y el tiempo me lo ha curado.

Mami… me dejó mi amante

y el tiempo ya lo ha olvidado...

Del tiempo, ¿lo comentamos?,

las horas tan rezagadas

curan y olvidan los amores…

del alma pura…

y los ardores de taberna

que corrieron

cada noche y se marcharon

por el día; las semanas,

los meses, te resucitan

y alivian la travesía.

Del tiempo, ¿lo comentamos?

Entonces pregunté al tiempo:

¿Cómo alivio mi dolor?:

— ¡Tú, déjame caminar!

El tiempo me respondió.

 

Manolo Madrid

 

 

 

 

 

martes, 15 de julio de 2025

 

No mires a los lados

 

Pero me abstraigo en el camino,

ojos que se llevan zuritas que vuelan,

las torcaces que transitan

alborotadas por el Sol que se va y se pone,

y cruzan embobadas la carretera ámbar,

asfalto amarillo y deslumbrante mientras huyes

con tus manos al volante y regalas la vida

a la tórtola perdida, paloma que atraviesa

ante tu propia huida;

deja que pase el campo

y se aleje a los lados

y tú, conduce,

mira al frente,

olvida los flancos,

son barbechos pardos,

son eriales y tierras de secano, para que

salten de cunetas pájaros apresurados

y tú, marcha y olvida, no mires a los lados,

quizá salte una gaya buscando nido o casa,

pareja que cuide patria;

al abrigo... pichones escondidos.

No mires a los lados ni oigas los ruidos

y las manos al volante, ojos fijos

al dorado sol pintando valles, olivos,

la curva que reduce tu marcha de sigilo;

no mires a los lados y deja el lecho abierto

para otro destino,

para más mendigos,

pobres de amor,

perdidos de la vida que saltan raudos

al camino. Pero tú... tus manos al volante

y no mires a los lados, deja que corran

los campos, deja que salten las perdices, deja

que salten a los lados y no mires, olvida...

deja que pasen los eriales, las lomas, prados,

y llegue la Luna que sirve para pintar

iguales las cunetas, las torcaces, y la huida

que te lleva tan largo, y no mires a los lados.

 

Manolo Madrid

lunes, 14 de julio de 2025

 FERIA DEL LIBRO DE VALENCIA DE DON JUAN (LEÓN)

Puse al público varios de mis libros, ya sabéis que tengo   28 publicados. La novedad que aún no ha sido presentada, ha sido mi poemario "cuando yo me muera". Espero presentarlo en Valladolid en Perversos y Casa Museo de José Zorrilla y en La Bañeza  en la Casa del poeta.





domingo, 13 de julio de 2025

 

Aniversarios

 

Y llegaron las fechas

como alondras en vuelo,

sutiles se posaron en tu mano;

son besos transparentes,

labios secos que no se esperan,

pétalos de jacinto

o de lilas en la sombra,

algo distinto

donde trepan campánulas,

enredadas hiedras,

rojas bocas de virgen parra,

ramas hermanas,

con el viento de otoño

agitando las hojuelas,

brozuelas que se arrancaron,

algo que se agarra,

vuelo de aniversarios.

Y no quieres dejarlos entrar,

que duelen largo,

son emisarios

que se olvidaron en otras tapias

de color blanco,

otros ríos que fueron

poco a poco secando. 

Cómo mira esa sombra,

que nunca hubo pasado del rellano

y el timbre de tu puerta… apagado,

que no estaba hecho

para entretener tu cansancio,

tampoco era un hermano,

y te quedas parado,

atando tus ojos gachos

que contemplan la alfombra

donde se callan tus pasos

y donde el contraluz juega

con antiguos cuadros.


Pero tú no deseas aniversarios,

santos,

cumpleaños,

regalos para días caídos,

rotos de calendarios

con los domingos rojos pintados a un lado,

otra mentira de tardes largas

donde dormir más siestas abandonado.

 

Manolo Madrid

 

 

viernes, 11 de julio de 2025

 

Que a veces

 

Que a veces siento

que ya me va harto y no deseo

contar más tiempo, mirar más nubes,

ni oír de chicharras más conciertos.

Que deseo,

y a veces así lo siento,

quedar tirado en la hierba de la vida,

como si calles de bullir y transcurrir de gente

fuesen prados y yo el césped,

o floridos arrabales de color verde,

con farolas de luz disfrazadas de chaparros y palmerales

y yo, adobes y mayólicas o terracotas

para dejarme dormir sin finales que me despierten

y me alejen nuevamente de paradigmas,

de ideas inconclusas

y ansiedades de abandono.

Que, siento a veces,

y a veces siento, navegar por un desierto

y más que olas son dunas de arenas sonoras

que se gritan unas a otras,

como crestas secas de un mar de bocas. 

Y me gusta, entonces, ver arbolear los mástiles de la vida

y dibujar floridas volutas de nubes

con los picos de masteleros y sus bocas de lobo,

orzando en el aire los cabos y las drizas que gritan navegando,

mientras me dejo arrastrar

y me dejo recostar en aceras de calles de una ciudad,

o en senderos de algún pueblo montaraz.

 

Y miro a mi ras, en la noche nacida, los zapatos agitarse

huyendo de la soledad,

buscando el otro par,

y me dejo llevar

y siento que me llega la luz

de farolas sin extinguir

y siento que voy harto de contar horas

y latidos,

y suspirar gemidos en desiertos de intimidad.

Mientras, me dejo abandonar

por si algún viento de Poniente

me quiera llevar navegando hacia el Oriente.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 10 de julio de 2025

 

Estrofa a Miguel Hernández

(Alusión a “Las nanas de la cebolla”)

 

Desperté de ser niño:

Nunca despiertes,

triste llevo la boca:

Ríete siempre,

siempre en la cuna,

defendiendo la risa

pluma por pluma.

Miguel Hernández

 

Nunca dejé de ser niño, Miguel,

porque huelo jazmines y azahares

cuando me acerco a puentes del final,

con mi río de sangre al mar muriendo.

Porque aquellas aceñas de mi cauce

pobláronse de versos escarchados,

entretanto las flores van diciendo

que llegarían más risas y besos…

Que aún flotan los brillos en mis ojos

y recuerdan alegres pensamientos,

como las viejas cartas del desván,

que dicen de olor rancio, desaliños

que escribieron lejanos otros niños

y cerraron los labios más cercanos.

 

Manolo Madrid

 

martes, 8 de julio de 2025

 

Me detengo a veces

(De mi poemario “Poemas para un destierro”)

 

Que a veces me detengo a pensar en mi propiedad mental,

en la longitud de mi destino;

es como vaho en mi camino…

como una niebla que me sujeta en ideas que aparecen desde el sino,

árboles de espinas entre gotas suspendidas,

siluetas apenas definidas,

ramas truncadas, espesuras,

hojas sujetando frágiles nidos,

palomares, ataduras,

cubiles y madrigueras,

en ráfagas de aire que se llevan las golondrinas.

Y entonces me desvanezco de la vida,

del sendero que me lleva,

que me obliga

y aparecen historias:

diatribas con la propia identidad,

afrentas con los días,

injurias con mis noches,

censuras con el alma que parecía dormida.

Y aún con mi yo,

con mis críticas

y mi ser abstracto:

el ente desmembrado de las cosas del día,

de las mentiras,

de soliloquios entre paredes huidas,

porque ya no siento el viento,

ni percibo la saliva de las nubes,

sólo besos de boca lasciva,

sólo las ideas de la gente,

volando entre la humanidad perdida.

Porque todos creen en su yo, en su fábula y su leyenda

sin entender que su casa es una esfera a la deriva,

que su savia es una esencia perdida,

un éter que se dobla,

se desvanece y mezcla en un espacio sin mesura.

¿Cuántos sueños y cuántas batallas encendidas para ser la nada que no se compra en medidas?

¿Por qué pelean y acaparan?, me pregunto…, mientras me abstraigo en el camino:

¿Por qué juntan en su bolsa tantos granos de maíz y de trigo?

¿Por qué desean la riqueza que nunca podrán llevar en su ida,

en su marcha, en su partida?

Un final que no pueden desestimar, ni prever en su huida.

Y el Universo inmediato, el Cosmos más cercano,

un intervalo que advierten con soberbia

pensando que ése es su compás,

el ritmo de su mano

y que lo pueden caminar

y lo pueden medir

con pasos altaneros y arrogantes,

una medida fatua que no soy capaz de entender,

mientras les miro arrastrar pies impregnados de sudor

y lo esquilman en costales y fardeles henchidos de lucro y dinero,

del poder obtenido de plegaduras del tiempo:

… tiempo…,

un concepto solamente,

una eternidad,

una existencia desde la perpetuidad,

únicamente una amplitud sin final que desean acotar

egoístas y prepotentes,

un jirón de aire que quieren quitar a la gente:

entidades sencillas,

un algo más para sumar a su concepto de que aún es poco lo que acaparan, aunque el peso les agobie y rompa sus rodillas.

Y ahora, nuevamente, mis ojos parecen nublados en la cencellada

y mis ojos estudian los troncos y las ramas

y mis ojos acechan humildes las llegadas de las noches,

de cada noche,

para que todo sea una espera igualada,

paradigmas de anagramas

donde ronde la Luna en lapsos vacíos de nadas,

sin reproches.

Porque a veces, me detengo en el hálito de quimeras

y estudio las sombras pintadas, color de avaricia y envidia,

dejando que la lluvia, llanto de nubes, empape mi cara

y deje mis células grises preparadas, con insidia,

para difuminar mi vida entre vidas de comparsas.

 

 Manolo Madrid

lunes, 7 de julio de 2025

 

No digo nada

 

Y cuando alguien duele mi alma

y consigue parar la savia

y decepciona mi sangre,

no digo nada

y silencio la campana

porque nadie venga a la Misa mayor,

porque voy y me lo aguanto;

me echo ese saco a la espalda

y mis pies los descalzo,

los llevo al camino de piedra rodada,

antaño corriendo el agua

y los sacos de sal desmantelando su peso,

derritiendo los pecados al cruzar el frío fluir

entre ojos vagos de ranas;

en tanto, la noche ronda vereda del rosicler

y chasquean los huesos de doloridos pasos,

secos los párpados y secos los recuerdos,

que son membrillos drenados al sol

y no dejan pulpa para hervir con azúcar

y degustar paladares;

porque voy y me lo aguanto

mientras orillo por río seco

y cuelgo los huaraches

al saco de abandonos y tropiezos,

con las faltas que ajan la conciencia pálida

y me dejo ir con mirada perdida,

esquivando el sol,

buscando lunas,

por medir la llegada de la noche,

donde abatiré mi sombra

tras pezuña de chaparro

y oír allá, agazapado,

gemidos de aire que busca el dolor

y darle tierra bajo un cañaveral seco,

dando la cuenta mermada

con algún eco de menos.

 

Manolo Madrid

domingo, 6 de julio de 2025

 

La gran tribulación

 

Ocurrirá como plaga financiera y será el caos

Universal y otros mundos indómitos sufrirán

el fracaso del dinero, una diáspora inesperada

recorriendo el Cosmos, negro azote agostando riquezas,

cerrando puertas, despachos, empresas y ayuntamientos.

Lloverán, cual tempestades, ríos de pobreza, inopia,

y escasez y la penuria vagará por cordilleras

y por valles y las manos de indigentes estarán

enseñando los caminos de los últimos vestigios

de plétora, exuberancia y medios de sobrevivir.

Esa será época oscura y de revolución social,

con las arengas de agentes políticos, sacerdotes

y estafadores subidos en escaños esquinados

que expondrán los exultantes productos de sus engaños

para atrapar los ingenuos en busca de otro futuro.

Abundarán los enviados de Iglesias y religiones

y los credos mostrarán su agresivo culto entre ellos

hasta aunar votos de fe, como fueren piñones verdes

en frutos colgando de ramas de conífera, dispuestos

para ser recolectados bajo un criterio usual.

Aún se unirán los dogmas y las consignas políticas,

un sólo líder común que obrará el milagro de paz

ficticia y de sociedad en calma, dejando la arana

volar sobre las cabezas con alas de pregoneros

y reclamos con los grandes modos para convertir.

Y así será pues la guerra. Y la necesidad y el látigo

lograrán la pleitesía de la masa social bajo

un dirigente propuesto en proféticas escrituras,

un adalid de careta y falsa identidad, principios

oscuros, dispuesto para regir la Tribulación.

 

 

Manolo Madrid

sábado, 5 de julio de 2025

 

Las palabras

 

Y llegan, rebotando entre fatigas, palabras…

palabras usadas que dicen mentiras,

quejas, iras

y frases amorosas en sumisos oídos

y propensos.

Y también para modular poemas

y darle cara al pueblo como vates y bardos

o políticos falsos de pamemas y lisonjas

y, más que nada, para ser torpes araneros

de los dioses, de vírgenes y religiones

que no sabremos nunca de donde aparecieron,

ni quienes fueron nómadas

que las trajeron.

Señales que no traen etiquetas de viaje,

ni ruta o indicaciones de cabotaje, sellos

o letreros de aduanas o terminales aéreas.

¿Quizá sean mensajes de otras razas

o especies alienígenas?

Tantas que pudieran estar

concebidas en galaxias alejadas.

Y les damos importancia por usarlas

en despedidas agrias. Y las retorcemos

en congojas de celos, manifiestas pasiones

y recuerdos amargos

de amores que murieron.

¿Qué poseen los verbos en baúles de voz?,

cual si fueren frutos secos de inquietante sabor

e inéditas texturas antes de abrir su piel

y mirar con pudor la frase que las modera

provocando sentidos íntimos que no vemos,

que estimulan el alma, el amor, el odio,

tantas y tantas ilusiones inducidas

y ungidas de terciopelo

en cáscara de volanderas

ideas que se fundan con el simple trapiche

de viento que se guarda más tarde con rubor…

 

 Manolo Madrid

 


 

viernes, 4 de julio de 2025

 

Desde aquí

 

Desde aquí, Satán,

desde mis versos te interpelo,

no como juez para calificar tus actos,

no como soberano que deseare reputar

nubes acaecidas de tus manos,

de tus ojos,

ni siquiera deseo criticar

tropelías cumplidas con humanos,

autócratas mermados

y poseídos de ególatras ideas,

nacidas en historias guerreras

y deseos de bocas acaparadoras;

¡no, Satanás! ¡No es así!, satánico poder…

de los miles de nombres:

Leviatán, Belcebú...

y demonio, Satán, diablo, Lucifer, Luzbel,

demoníaco ser,

gran macho cabrío y cabrón,

ángel perdido y arcángel vencido de tu Dios;

y otros colegas más que en tu castillo vuelan,

que son rebeldes y negros cuervos de locas ideas

mancilladas en almas descarriadas, perdidos

ángeles de siniestros hombros, íncubos guías

y súcubos nefandos, promotores de orejas

izquierdas, de aromas azufrados

y crispados sonidos.

Tú, canalla, empujador taimado de pasos torpes,

y mentor de senderos raros y equivocados.

Y desde aquí, Belcebú, desde mis versos

quiero saber de tu pasado,

de qué cielo hubiste llegado,

de dónde fuiste despachado,

vencido y despedido volando.

Quiero saber la senda que te marcaron,

que tinta para impregnar el tatuaje eterno

de indefinido marchamo,

de indeleble número,

aquel que marca tu vestido…

tres seises definidos, huecos y fementidos.

Deseo saber dónde está el cielo que te dijo:

¡vete, Satán, a la eterna sombra,

a la infinita tiniebla!,

que así tendré ubicado ese extenso paraíso

que injustos me negaron,

sin fundamento ni tesis

y conoceré la ruta que me lleve

y me dé

un destino brindado a quienes fueron austeros

y a los justos

que no fueron con preceptos y leyes.

Que, a ti, te sancionaron de pretender ser Dios

y dominar el mundo en trono de vanidad,

por reinar en sitial junto al postizo profeta,

en posesión de todo bajo la gematría

de su nombre, del número temido en la diestra

sin que yo concurriese,

sin que yo participase en ofensa ni en ultraje.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 3 de julio de 2025

 

Soldados de Dios

_____________________

 

Yo mandaré a mis dos testigos

y ellos profetizarán por 1.260 días,

vestidos de cilicio.

Ellos son dos olivos

y los dos candeleros

que están delante del Dios de la tierra.

Si alguien les quiere dañar,

fuego saldrá de la boca de ellos

y devorará a sus enemigos.

Y cuando alguien les quiera hacer daño

 tendrán que morir de esta manera.

Ellos tienen poder para cerrar el cielo,

de modo que no caiga lluvia

durante los días de su profecía;

y tienen poder sobre las aguas,

para convertirlas en sangre

y para herir la tierra con toda plaga,

cuantas veces quieran”. 

______________________

 

Dijiste que pondrías dos testigos,

olivos en la puerta, candeleros

que cubran de enemigos tu caverna

y les diste poderes y energías

para quitar la vida y les donaste

poder para lograr llegar sequía

y generar el fuego en los humanos

que atacasen tu huerto, un sinsentido

y abuso de poder que no debiera

tener sitio entre lunas ni planetas;

por qué razón castigas la cosecha

de tus manos creativas, o quizás

¿sería de menor justicia dar

mayores apariencias a mujeres

y hombres?

¿O una mayor exhortación,

creerás que podrías tener sano

el cesto de manzanas?, asertando

transfigurar en sangre el agua

y plagas que asolarán

las tierras de semillas

que tú abonaste, ciertas para frutos

de tu huerto, del planeta que girando

da sentido a ese juego de tus manos,

creadoras de galaxias y de cúmulos

que se prevén de vida futurible.

¿Piensas en paz que una obra mal hecha

da pie a ser aclamado gran maestro?

 

Manolo Madrid

 

miércoles, 2 de julio de 2025

 

Soldados de Dios

 

Y serán los soldados y estrategas

de Dios quienes harán disertaciones

públicas y, prosélitos, arengas

de evangelios de otros futuribles

que llegarán en carros de fulgor.

Y en días de amarillo despertar,

bajando de los cielos, dejarán

opaco el sol brillando en luminarias,

para dar desde arriba sus diatribas

evangélicas: la criba primeriza.

Y los crédulos, mentes primitivas,

sin exigir papeles o pedir cédulas

de identidad, ni títulos garantes,

llorarán con sus frentes adheridas

al tamo de ignorancia y servilismo.

Y aún elevarán clamor de honras,

dominados por miedos y echarán

sus manos a los ojos ocultando

el brillo de sus lágrimas dolidas,

asediadas de nuevos mandamientos.

Pero serán de nuevo voladores

carros los que elevarán el vuelo,

huida para dejar semillas de mañanas

desconocidos, giros de millones

de años de oscurantismo y barbarie.

 

Manolo Madrid