Luna de día
De “Rumores del Duero”
Se había roto la madrugada,
era Sol de agua
y vapor de Luna
navegando perdida,
navegando asustada.
Entre la niebla del nuevo
día,
flotando en el cielo,
pálida,
ingrávida,
acosada entre nubes
protectoras amigas
que pretendieron ocultarla,
esconderla del día,
del redondel de fuego,
y del brillo titilante
de estrellas alejadas;
una refulgente alegoría,
cual si fuese del escondite un
juego,
escapando de la radiante
esfera
escapando de la luz soleada
y nunca consiguiese
encadenarla.
Y la Luna divagaba,
pensativa,
tímida y recatada,
color de plata,
presumida entre avecillas
enamoradas
que iniciaban su vuelo al
alba,
abanicando con sus alas a
Diana
que siempre buscó la noche,
Selene,
atrapada en la mañana.
Manolo Madrid



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