Te dejé en la sombra
De mi poemario” Colmando las alforjas”Claro
que te dejé en la sombra
y
me olvidé de tu nombre,
un
nombre enamorado, enamorado y sutil,
como
un calificativo para apelar a ti
para
traerme a ti,
para
que tú nombre pidiera mi boca,
pidiera
mis brazos y gemir como una loca, estremecida en la noche
hasta
rezar al alba para dar las gracias al Cupido intransigente
y
rogarle nuevas vigilias de pasión ardiente.
Y te dejé en la sombra y olvidé tu nombre
entre
camelias y azucenas que desgranaban la noche,
entre
jacintos y rosas
que
desfiguraron tu sombra,
sombra
en brazos complacientes,
tu
nácar fulgurado por Diana,
tus
ropas abrigando el césped y tus gemidos de nuevo hirvientes:
otros
brazos, otra simiente, otra noche de enamorado, otras manos
que
fuertemente te estrecharon hasta el amanecer despechado.
Y me olvidé tu nombre, te dejé en tu sombra, entre besos ajenos,
entre
aroma de traiciones,
entre
celos atropellados, entre hierbas que se enredaron
en
mis pies menospreciados de susurros y gemidos,
entre
amapolas asustadas por mis pasos huidos,
pasos
movidos por celos,
por
celos de enamorado,
por
temblores de ira,
de
furor arrebatado.
Te dejé en la sombra, entre aromas hirientes,
entre
reflejos de nácar de tu piel ardiente,
entre
ropas desperdigadas sobre el césped,
entre
brillos de piel nacarada,
brillos
de luna,
brillos
de Selene,
entre
la sombra…
tu
piel reluciente.



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