Su traje a rayas
De “Rumores del Duero”
Vestía
su traje a rayas
cuando
vino a mi ventana,
interrumpiendo
su vuelo
con la
lluvia de la tarde,
abeja de
tantas flores,
melera
de la mañana.
El día sobre cristales
la
noche, que pasa lenta,
sus alas
adormecidas
y sujeta
con sus patas,
esperó
de mano amiga,
alimento
a su esperanza.
Vuela, vuela, diligente
de
pistilos y corolas,
y
alimenté conmovido
poniendo
sólo una gota,
del
néctar de aquella miel
muy
próxima de su boca.
Y después de mi regalo
contemplé
con alegría
que la
obrera de las flores,
tras
libar de mi comida
se alejó
en un vuelo raudo
para
seguir con su vida.



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