Puente de piedra
De “Rumores del Duero”
Mira la corriente arriba
sin darle importancia al cruce
que, para evitar mojarse,
construyó antaño la gente;
hacia abajo muy tranquilas
miraron igual las piedras
viendo en el espejo claro
sus semblantes reflejados;
mientras la puesta dorada
llevó hasta el brillo del
agua
bandadas de golondrinas,
que alborotadas pasaban
presumidas de sus vuelos,
que por encima del Duero
río abajo y río arriba,
sin precisar pasadero
con desparpajo jugaban.
¡Mira,
paso sobre arcos!,
graznaron riendo los grajos,
como cruzamos el cauce
sin requerir de tus manos
ni que granitos labrados
obliguen a nuestros pasos;
¡vigila, hazaña de humanos!,
se alborotaron los cuervos
girando bajo las nubes,
que cruzamos tantas veces
desde el uno al otro lado;
pero debajo del puente,
en silencioso discurso
moviendo su espuma fría,
creía la astuta corriente
que era la que más podía
con la fuerza de su empuje
si una vez se enfurecía.
Manolo Madrid



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