viernes, 11 de julio de 2025

 

Que a veces

 

Que a veces siento

que ya me va harto y no deseo

contar más tiempo, mirar más nubes,

ni oír de chicharras más conciertos.

Que deseo,

y a veces así lo siento,

quedar tirado en la hierba de la vida,

como si calles de bullir y transcurrir de gente

fuesen prados y yo el césped,

o floridos arrabales de color verde,

con farolas de luz disfrazadas de chaparros y palmerales

y yo, adobes y mayólicas o terracotas

para dejarme dormir sin finales que me despierten

y me alejen nuevamente de paradigmas,

de ideas inconclusas

y ansiedades de abandono.

Que, siento a veces,

y a veces siento, navegar por un desierto

y más que olas son dunas de arenas sonoras

que se gritan unas a otras,

como crestas secas de un mar de bocas. 

Y me gusta, entonces, ver arbolear los mástiles de la vida

y dibujar floridas volutas de nubes

con los picos de masteleros y sus bocas de lobo,

orzando en el aire los cabos y las drizas que gritan navegando,

mientras me dejo arrastrar

y me dejo recostar en aceras de calles de una ciudad,

o en senderos de algún pueblo montaraz.

 

Y miro a mi ras, en la noche nacida, los zapatos agitarse

huyendo de la soledad,

buscando el otro par,

y me dejo llevar

y siento que me llega la luz

de farolas sin extinguir

y siento que voy harto de contar horas

y latidos,

y suspirar gemidos en desiertos de intimidad.

Mientras, me dejo abandonar

por si algún viento de Poniente

me quiera llevar navegando hacia el Oriente.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 10 de julio de 2025

 

Estrofa a Miguel Hernández

(Alusión a “Las nanas de la cebolla”)

 

Desperté de ser niño:

Nunca despiertes,

triste llevo la boca:

Ríete siempre,

siempre en la cuna,

defendiendo la risa

pluma por pluma.

Miguel Hernández

 

Nunca dejé de ser niño, Miguel,

porque huelo jazmines y azahares

cuando me acerco a puentes del final,

con mi río de sangre al mar muriendo.

Porque aquellas aceñas de mi cauce

pobláronse de versos escarchados,

entretanto las flores van diciendo

que llegarían más risas y besos…

Que aún flotan los brillos en mis ojos

y recuerdan alegres pensamientos,

como las viejas cartas del desván,

que dicen de olor rancio, desaliños

que escribieron lejanos otros niños

y cerraron los labios más cercanos.

 

Manolo Madrid

 

martes, 8 de julio de 2025

 

Me detengo a veces

(De mi poemario “Poemas para un destierro”)

 

Que a veces me detengo a pensar en mi propiedad mental,

en la longitud de mi destino;

es como vaho en mi camino…

como una niebla que me sujeta en ideas que aparecen desde el sino,

árboles de espinas entre gotas suspendidas,

siluetas apenas definidas,

ramas truncadas, espesuras,

hojas sujetando frágiles nidos,

palomares, ataduras,

cubiles y madrigueras,

en ráfagas de aire que se llevan las golondrinas.

Y entonces me desvanezco de la vida,

del sendero que me lleva,

que me obliga

y aparecen historias:

diatribas con la propia identidad,

afrentas con los días,

injurias con mis noches,

censuras con el alma que parecía dormida.

Y aún con mi yo,

con mis críticas

y mi ser abstracto:

el ente desmembrado de las cosas del día,

de las mentiras,

de soliloquios entre paredes huidas,

porque ya no siento el viento,

ni percibo la saliva de las nubes,

sólo besos de boca lasciva,

sólo las ideas de la gente,

volando entre la humanidad perdida.

Porque todos creen en su yo, en su fábula y su leyenda

sin entender que su casa es una esfera a la deriva,

que su savia es una esencia perdida,

un éter que se dobla,

se desvanece y mezcla en un espacio sin mesura.

¿Cuántos sueños y cuántas batallas encendidas para ser la nada que no se compra en medidas?

¿Por qué pelean y acaparan?, me pregunto…, mientras me abstraigo en el camino:

¿Por qué juntan en su bolsa tantos granos de maíz y de trigo?

¿Por qué desean la riqueza que nunca podrán llevar en su ida,

en su marcha, en su partida?

Un final que no pueden desestimar, ni prever en su huida.

Y el Universo inmediato, el Cosmos más cercano,

un intervalo que advierten con soberbia

pensando que ése es su compás,

el ritmo de su mano

y que lo pueden caminar

y lo pueden medir

con pasos altaneros y arrogantes,

una medida fatua que no soy capaz de entender,

mientras les miro arrastrar pies impregnados de sudor

y lo esquilman en costales y fardeles henchidos de lucro y dinero,

del poder obtenido de plegaduras del tiempo:

… tiempo…,

un concepto solamente,

una eternidad,

una existencia desde la perpetuidad,

únicamente una amplitud sin final que desean acotar

egoístas y prepotentes,

un jirón de aire que quieren quitar a la gente:

entidades sencillas,

un algo más para sumar a su concepto de que aún es poco lo que acaparan, aunque el peso les agobie y rompa sus rodillas.

Y ahora, nuevamente, mis ojos parecen nublados en la cencellada

y mis ojos estudian los troncos y las ramas

y mis ojos acechan humildes las llegadas de las noches,

de cada noche,

para que todo sea una espera igualada,

paradigmas de anagramas

donde ronde la Luna en lapsos vacíos de nadas,

sin reproches.

Porque a veces, me detengo en el hálito de quimeras

y estudio las sombras pintadas, color de avaricia y envidia,

dejando que la lluvia, llanto de nubes, empape mi cara

y deje mis células grises preparadas, con insidia,

para difuminar mi vida entre vidas de comparsas.

 

 Manolo Madrid

lunes, 7 de julio de 2025

 

No digo nada

 

Y cuando alguien duele mi alma

y consigue parar la savia

y decepciona mi sangre,

no digo nada

y silencio la campana

porque nadie venga a la Misa mayor,

porque voy y me lo aguanto;

me echo ese saco a la espalda

y mis pies los descalzo,

los llevo al camino de piedra rodada,

antaño corriendo el agua

y los sacos de sal desmantelando su peso,

derritiendo los pecados al cruzar el frío fluir

entre ojos vagos de ranas;

en tanto, la noche ronda vereda del rosicler

y chasquean los huesos de doloridos pasos,

secos los párpados y secos los recuerdos,

que son membrillos drenados al sol

y no dejan pulpa para hervir con azúcar

y degustar paladares;

porque voy y me lo aguanto

mientras orillo por río seco

y cuelgo los huaraches

al saco de abandonos y tropiezos,

con las faltas que ajan la conciencia pálida

y me dejo ir con mirada perdida,

esquivando el sol,

buscando lunas,

por medir la llegada de la noche,

donde abatiré mi sombra

tras pezuña de chaparro

y oír allá, agazapado,

gemidos de aire que busca el dolor

y darle tierra bajo un cañaveral seco,

dando la cuenta mermada

con algún eco de menos.

 

Manolo Madrid

domingo, 6 de julio de 2025

 

La gran tribulación

 

Ocurrirá como plaga financiera y será el caos

Universal y otros mundos indómitos sufrirán

el fracaso del dinero, una diáspora inesperada

recorriendo el Cosmos, negro azote agostando riquezas,

cerrando puertas, despachos, empresas y ayuntamientos.

Lloverán, cual tempestades, ríos de pobreza, inopia,

y escasez y la penuria vagará por cordilleras

y por valles y las manos de indigentes estarán

enseñando los caminos de los últimos vestigios

de plétora, exuberancia y medios de sobrevivir.

Esa será época oscura y de revolución social,

con las arengas de agentes políticos, sacerdotes

y estafadores subidos en escaños esquinados

que expondrán los exultantes productos de sus engaños

para atrapar los ingenuos en busca de otro futuro.

Abundarán los enviados de Iglesias y religiones

y los credos mostrarán su agresivo culto entre ellos

hasta aunar votos de fe, como fueren piñones verdes

en frutos colgando de ramas de conífera, dispuestos

para ser recolectados bajo un criterio usual.

Aún se unirán los dogmas y las consignas políticas,

un sólo líder común que obrará el milagro de paz

ficticia y de sociedad en calma, dejando la arana

volar sobre las cabezas con alas de pregoneros

y reclamos con los grandes modos para convertir.

Y así será pues la guerra. Y la necesidad y el látigo

lograrán la pleitesía de la masa social bajo

un dirigente propuesto en proféticas escrituras,

un adalid de careta y falsa identidad, principios

oscuros, dispuesto para regir la Tribulación.

 

 

Manolo Madrid

sábado, 5 de julio de 2025

 

Las palabras

 

Y llegan, rebotando entre fatigas, palabras…

palabras usadas que dicen mentiras,

quejas, iras

y frases amorosas en sumisos oídos

y propensos.

Y también para modular poemas

y darle cara al pueblo como vates y bardos

o políticos falsos de pamemas y lisonjas

y, más que nada, para ser torpes araneros

de los dioses, de vírgenes y religiones

que no sabremos nunca de donde aparecieron,

ni quienes fueron nómadas

que las trajeron.

Señales que no traen etiquetas de viaje,

ni ruta o indicaciones de cabotaje, sellos

o letreros de aduanas o terminales aéreas.

¿Quizá sean mensajes de otras razas

o especies alienígenas?

Tantas que pudieran estar

concebidas en galaxias alejadas.

Y les damos importancia por usarlas

en despedidas agrias. Y las retorcemos

en congojas de celos, manifiestas pasiones

y recuerdos amargos

de amores que murieron.

¿Qué poseen los verbos en baúles de voz?,

cual si fueren frutos secos de inquietante sabor

e inéditas texturas antes de abrir su piel

y mirar con pudor la frase que las modera

provocando sentidos íntimos que no vemos,

que estimulan el alma, el amor, el odio,

tantas y tantas ilusiones inducidas

y ungidas de terciopelo

en cáscara de volanderas

ideas que se fundan con el simple trapiche

de viento que se guarda más tarde con rubor…

 

 Manolo Madrid

 


 

viernes, 4 de julio de 2025

 

Desde aquí

 

Desde aquí, Satán,

desde mis versos te interpelo,

no como juez para calificar tus actos,

no como soberano que deseare reputar

nubes acaecidas de tus manos,

de tus ojos,

ni siquiera deseo criticar

tropelías cumplidas con humanos,

autócratas mermados

y poseídos de ególatras ideas,

nacidas en historias guerreras

y deseos de bocas acaparadoras;

¡no, Satanás! ¡No es así!, satánico poder…

de los miles de nombres:

Leviatán, Belcebú...

y demonio, Satán, diablo, Lucifer, Luzbel,

demoníaco ser,

gran macho cabrío y cabrón,

ángel perdido y arcángel vencido de tu Dios;

y otros colegas más que en tu castillo vuelan,

que son rebeldes y negros cuervos de locas ideas

mancilladas en almas descarriadas, perdidos

ángeles de siniestros hombros, íncubos guías

y súcubos nefandos, promotores de orejas

izquierdas, de aromas azufrados

y crispados sonidos.

Tú, canalla, empujador taimado de pasos torpes,

y mentor de senderos raros y equivocados.

Y desde aquí, Belcebú, desde mis versos

quiero saber de tu pasado,

de qué cielo hubiste llegado,

de dónde fuiste despachado,

vencido y despedido volando.

Quiero saber la senda que te marcaron,

que tinta para impregnar el tatuaje eterno

de indefinido marchamo,

de indeleble número,

aquel que marca tu vestido…

tres seises definidos, huecos y fementidos.

Deseo saber dónde está el cielo que te dijo:

¡vete, Satán, a la eterna sombra,

a la infinita tiniebla!,

que así tendré ubicado ese extenso paraíso

que injustos me negaron,

sin fundamento ni tesis

y conoceré la ruta que me lleve

y me dé

un destino brindado a quienes fueron austeros

y a los justos

que no fueron con preceptos y leyes.

Que, a ti, te sancionaron de pretender ser Dios

y dominar el mundo en trono de vanidad,

por reinar en sitial junto al postizo profeta,

en posesión de todo bajo la gematría

de su nombre, del número temido en la diestra

sin que yo concurriese,

sin que yo participase en ofensa ni en ultraje.

 

Manolo Madrid

 

jueves, 3 de julio de 2025

 

Soldados de Dios

_____________________

 

Yo mandaré a mis dos testigos

y ellos profetizarán por 1.260 días,

vestidos de cilicio.

Ellos son dos olivos

y los dos candeleros

que están delante del Dios de la tierra.

Si alguien les quiere dañar,

fuego saldrá de la boca de ellos

y devorará a sus enemigos.

Y cuando alguien les quiera hacer daño

 tendrán que morir de esta manera.

Ellos tienen poder para cerrar el cielo,

de modo que no caiga lluvia

durante los días de su profecía;

y tienen poder sobre las aguas,

para convertirlas en sangre

y para herir la tierra con toda plaga,

cuantas veces quieran”. 

______________________

 

Dijiste que pondrías dos testigos,

olivos en la puerta, candeleros

que cubran de enemigos tu caverna

y les diste poderes y energías

para quitar la vida y les donaste

poder para lograr llegar sequía

y generar el fuego en los humanos

que atacasen tu huerto, un sinsentido

y abuso de poder que no debiera

tener sitio entre lunas ni planetas;

por qué razón castigas la cosecha

de tus manos creativas, o quizás

¿sería de menor justicia dar

mayores apariencias a mujeres

y hombres?

¿O una mayor exhortación,

creerás que podrías tener sano

el cesto de manzanas?, asertando

transfigurar en sangre el agua

y plagas que asolarán

las tierras de semillas

que tú abonaste, ciertas para frutos

de tu huerto, del planeta que girando

da sentido a ese juego de tus manos,

creadoras de galaxias y de cúmulos

que se prevén de vida futurible.

¿Piensas en paz que una obra mal hecha

da pie a ser aclamado gran maestro?

 

Manolo Madrid

 

miércoles, 2 de julio de 2025

 

Soldados de Dios

 

Y serán los soldados y estrategas

de Dios quienes harán disertaciones

públicas y, prosélitos, arengas

de evangelios de otros futuribles

que llegarán en carros de fulgor.

Y en días de amarillo despertar,

bajando de los cielos, dejarán

opaco el sol brillando en luminarias,

para dar desde arriba sus diatribas

evangélicas: la criba primeriza.

Y los crédulos, mentes primitivas,

sin exigir papeles o pedir cédulas

de identidad, ni títulos garantes,

llorarán con sus frentes adheridas

al tamo de ignorancia y servilismo.

Y aún elevarán clamor de honras,

dominados por miedos y echarán

sus manos a los ojos ocultando

el brillo de sus lágrimas dolidas,

asediadas de nuevos mandamientos.

Pero serán de nuevo voladores

carros los que elevarán el vuelo,

huida para dejar semillas de mañanas

desconocidos, giros de millones

de años de oscurantismo y barbarie.

 

Manolo Madrid

martes, 1 de julio de 2025

 

Universos

 

Inmensos campos de colgantes pueblos,

brillantes nubes de zafiros

y cristales de rubí,

negras cortinas de seda

y transparente tul

donde cuelgan brotes de estrellas

y vivaces esferas,

intensas voces de ángeles

anunciando sendas de galaxias y cometas,

teorías de incertidumbres

y giroscopios extensos

que son de señalar

nuevos rumbos capaces

y destinos desconocidos

donde el Gran Atractor nos reclama,

sin finales previstos,

sin quimeras de literaturas

que dejen constancia

o dejen ningún significado

o declinen

la estructura de la vida y del fin

de la eternidad que nos absorbe,

que depara tiempos

y espacios infinitos

y abiertos paisajes de eternidad.

Libres y universales pampas

que no tendrán final

ni senectud,

que nunca nacieron

y nunca se podrán medir,

que nunca podrán contar ni decir:

éste es el final

y nada viene detrás,

¿sólo un tabique de opacidad?,

¿un pensamiento marmóreo,

pétreo y sin fisuras ocultas

que te permitan entrar?,

quizá un distinto espacio universal.

 

Manolo Madrid