sábado, 5 de julio de 2025

 

Las palabras

 

Y llegan, rebotando entre fatigas, palabras…

palabras usadas que dicen mentiras,

quejas, iras

y frases amorosas en sumisos oídos

y propensos.

Y también para modular poemas

y darle cara al pueblo como vates y bardos

o políticos falsos de pamemas y lisonjas

y, más que nada, para ser torpes araneros

de los dioses, de vírgenes y religiones

que no sabremos nunca de donde aparecieron,

ni quienes fueron nómadas

que las trajeron.

Señales que no traen etiquetas de viaje,

ni ruta o indicaciones de cabotaje, sellos

o letreros de aduanas o terminales aéreas.

¿Quizá sean mensajes de otras razas

o especies alienígenas?

Tantas que pudieran estar

concebidas en galaxias alejadas.

Y les damos importancia por usarlas

en despedidas agrias. Y las retorcemos

en congojas de celos, manifiestas pasiones

y recuerdos amargos

de amores que murieron.

¿Qué poseen los verbos en baúles de voz?,

cual si fueren frutos secos de inquietante sabor

e inéditas texturas antes de abrir su piel

y mirar con pudor la frase que las modera

provocando sentidos íntimos que no vemos,

que estimulan el alma, el amor, el odio,

tantas y tantas ilusiones inducidas

y ungidas de terciopelo

en cáscara de volanderas

ideas que se fundan con el simple trapiche

de viento que se guarda más tarde con rubor…

 

 Manolo Madrid

 


 

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