Mis fantasmas
Son tus fantasmas, los de cada noche:
los recuerdos, los reproches,
lo que dejaste y lo que hiciste
cerrando los ojos para no mirar
Tantas vidas se viven en una,
tantos cielos volaron en uno
y tantos sueños se agolparon
en tu almohada
que te revuelves y te agitas
en el dormitar sobre la cama.
Y al final de cada noche,
en cada madrugada,
decidiste que nunca darías
más pasos en el camino
que te llenó de pesos y de llagas el alma.
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intangibles en mi noche,
ya volvieron con sus gritos,
ya volvieron con sus voces.
Y
cuando ruedan sus bolas
arrastrando las cadenas
se me revuelve la sangre
y se me atascan las venas
y me vienen los recuerdos
de vigilias que murieron
en pasajes de la vida
y en senderos de mis duelos.
Y no
deseo más días
y no quiero más mentiras,
lo que se fue de mis manos
fue de mis manos vacías,
que sin haberlo tenido
se marchó porque quería,
que no se fue de mis ganas
que no lo quise en mi vida;
haz que las sombras se vayan
como se fueron amores,
como se fueron los besos,
aquellos que perseguía.
Y
cuando llega la noche,
y me persiguen las doce
campanadas de misterio,
anuncio de predadores
entre pasillos de sombra,
quisiera sentir lo mismo
que resuena por el día,
porque no quiero quimeras,
ni espectros de compasiones,
ni visiones de espantajos
o sombras de apariciones,
no deseo que me quieran
las nuevas apariciones;
deja que mis manos pierdan
la memoria de otras quedas
y los demonios ocultos
detrás de viejos recuerdos,
haz que se vayan volando
tras los dueños insepultos,
que son duendes y visiones
que me duelen y me dañan
sin traer más ilusiones,
sin que mis manos se cierren
por no atar otros amores.
Manolo Madrid
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