lunes, 16 de junio de 2025

 

El calendario
 

Hoy abrí el calendario

y observé con tristeza

que ya termina el año.

Y se fueron muriendo lentamente

sus hojas numeradas,

sus tamujas comentadas,

sin que me diesen ganas de volver

a revivir la vida que pasaba,

sin que me hicieran daño tantas horas,

horas de segundero inacabable,

horas de estirados minutos

y tantos días

y meses que cayeron,

como caían brozas de la acacia

donde apoyé las manos,

donde clavé las uñas

en el crepúsculo absurdo

en que perdí tus labios,

labios de mis desvelos,

labios de tus besos,

besos de mis amores, de tus recelos,

la noche larga,

la noche triste que tus caricias

se me perdieron;

labios de nostalgia escribió un lapicero,

en una hoja de un helado enero

o cualquier mes donde perdí tu boca

y sin decirlo,

sin comentarlo…

casi sin saberlo,

quedó un: ¡te espero!,

verbo que cambió el presente del tiempo

por un futuro imperfecto.

 

Y cerré mi calendario,

mi repertorio,

efemérides de mi anuario,

sin apuntar de nuevo,

cual fuese una caja de muerto,

cual fuese agenda

de días en un desierto.

Y quise aún pasar mis dedos

y ellos despacio, a la larga,

recorrieron suspicaces y adivinos,

nigromantes, las hojas indagando,

buscando aquel instante,

aquel minuto en el cuaderno,

buscando la fecha,

por si hubiera confundido

y hubiera sido incierto aquel suceso.

Luego dormí mi cara y aguanté

mis ojos de pestañas agotadas

para borrar recuerdos,

resonancias

anotadas aquella atardecida,

de un enero,

de minutos estirados

que discurrieron,

volando con sus tardes,

volando con el alba

 en que yo te desespero.

 

Manolo Madrid

0 comentarios:

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio