sábado, 7 de junio de 2025

 

No mires a los lados

 

Pero me abstraigo en el camino,

ojos que se llevan zuritas que vuelan,

las torcaces que transitan

alborotadas por el Sol que se va y se pone,

y cruzan embobadas la carretera ámbar,

asfalto amarillo y deslumbrante mientras huyes

con tus manos al volante y regalas la vida

a la tórtola perdida, paloma que atraviesa

ante tu propia huida;

deja que pase el campo

y se aleje a los lados

y tú, conduce,

mira al frente,

olvida los flancos,

son barbechos pardos,

son eriales y tierras de secano, para que

salten de cunetas pájaros apresurados

y tú, marcha y olvida, no mires a los lados,

quizá salte una gaya buscando nido o casa,

pareja que cuide patria;

al abrigo... pichones escondidos.

 

No mires a los lados ni oigas los ruidos

y las manos al volante, ojos fijos

al dorado sol pintando valles, olivos,

la curva que reduce tu marcha de sigilo;

no mires a los lados y deja el lecho abierto

para otro destino,

para más mendigos,

pobres de amor,

perdidos de la vida que saltan raudos

al camino. Pero tú... tus manos al volante

y no mires a los lados, deja que corran

los campos, deja que salten las perdices, deja

que salten a los lados y no mires, olvida...

deja que pasen los eriales, las lomas, prados,

y llegue la Luna que sirve para pintar

iguales las cunetas, las torcaces, y la huida

que te lleva tan largo, y no mires a los lados.

 


Manolo Madrid

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