Latidos anónimos
Aullidos de sirenas y
espíritus danzarines
que sobrevuelan esquinas,
peñascos ficticios
de ciclópeas colinas y
fascinantes cimas.
rebotando imperceptibles,
fragmentando el aire
de metrópoli inquieta, que se
queja y se duele
y en cualquier hora
inesperada de la noche llama
ululando y gritando con
urgencia perturbada.
oídos que nunca cierran,
atentos y curiosos:
¿qué será lo que llevan los
gritos y sirenas
que veloces demandan y
reclaman preferencia?
prohibiendo los senderos,
ciertos caminos y pasos
con inquietante premura por
donde saben vencer
nuestro desasosiego con ecos
que se descuelgan
cayendo exiguos al suelo,
pulsantes y agobiados
desde los ruidos más graves a
chillidos afilados.
desde alares de sombreros de
gigantes de hormigón,
fachadas de ladrillos y
párpados de cristal
que vigilan movimientos y sin
pausa los dominan
trayendo y llevando tanta
gente, ideas, vidas
que se mueven y escuchan las
voces escondidas
que intensas pueden ser oídas
y se hacen escuchar:
y palomas y pardales o vencejos
de ciudad,
ancianos y mucamas solazando
a sus infantes!
para apagar aquel fuego. Y un
refulgente parpadeo
cuando doy el testimonio de
que algún herido llevo
y expeditos los senderos
requiero y con prisas corro
por poderlo conservar en este
planeta de locos.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio