martes, 10 de junio de 2025

 

Cada día

 

Y cada día se estira cuesta arriba,

se vuelven pesados los pasos

y viscosa goma

la suela de tus zapatos;

untuosas allí dejan las huellas

sobre el tamo de la vida

mientras tiendes la mano…

ávida y ansiosa,

voraz y mendiga.

Y pones ojos de lástima

y la voz meliflua

para suplicar la dádiva,

pedir la limosna, el billete de ida,

porque no quieres que el sol te tueste

recostado en aquella esquina,

ni que te miren

de lástima,

ojos de niño,

dándote con sonrisas un año de cariño,

ni de ninguna mujer,

ninguna que te pueda mirar sin saber

que el temblor de tus dedos

no espera ningún dinero,

ni espera un amor,

traído en flechazo de arquero,

sólo un billete de ida…

Y persisto y persevero…

y espero,

para emerger al camino

en autobús que no regrese

y nunca, jamás,

lleve equipaje que no necesite nadie,

algún bagaje de tu vida…

y que tú no esperas… a ninguno,

si es que alguien te pregunta

perruno…

 


Manolo Madrid

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