Nueve meses
Nueve meses ensanchan la esperanza
de tu vientre, cual fuese un olivar
que reverdece en hojas que amparasenverdes olivas, brunas y morenas,
que cualquier madrugada cierta al alba
se van a descolgar y al retoñar,
con los ojos de asombro, habrá nacido,
mirando la olivera madre, oliva
leyendo su mirada maternal,
criatura que amanece de simiente
y el amor de mujer que se consagra
al padre que desea perpetuar.
Y de tu talle prieto, tal prodigio
acecha, vida tal que el sol de día,
ni la luna creciente de pleamar,
podrían impedir la amanecida
cuando la flor se escinda enrojecida,
para dejarnos ver la nueva savia
que la futura fábula contase
y aceptar entre gritos y suspiros,
mientras que tú descansas en tu pecho
la tersura entre besos del nacido,
sin palabras, sin lágrimas, sonriente
del don que la alargada circunstancia,
dolor de madrugada, ha merecido.
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