Campanadas de Santa María
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Campanadas de Santa María
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De Santa María doblan
sus lamentos las campanas,
de sus piedras trabajadas
con cincel de vieja estampa,
saltan, bullen en cascada,
primero canta la grave,
luego... replica la hermana.
Espaciadas en la tarde
de una otoñada nublada,
pasean acompasadas
por palomares y tejas,
por corredores y plazas,
por enredados casones
de blasonadas fachadas,
su reiterada sonata.
Y entre rastrojos y valles
escuchando en lontananza,
los tordos y picarazas,
y en las galeras, los mozos,
que recogen remolacha
en los barros farragosos
de la tierra trabajada,
en silencio y descubiertos,
antes la voz de la grave,
llega nada más tarde...
el tilde de la hermana.
Así, pausadas, sin tregua,
fraternas, vibrando el alma,
publican la mala nueva
escudriñando las vegas,
las laderas de las lomas,
serpenteantes cañadas,
enredando en los enebros
y en agostadas retamas,
las duras notas de bronce
que se doblan sin pausa.
También escuchan dos ojos
desde empinada ventana,
rasgando en mil silencios
sus mejillas arrugadas,
¡compañero de la vida,
qué vacía está la casa!
sólo dejarás silencio
cuando acabe la tonada,
que en la taimada tarde
Santa María reclama.
¿Y cómo será la espera
para repetir la nana?
pensamientos que se clavan
entre insumisas lágrimas,
para que en el largo valle,
atento en otro mañana,
la voz ronca de alguien
musite al compañero:
¡escucha, oye… escucha,
cómo hablan las campanas!
De Santa María doblan
en triste tarde pausada,
primero... grita la grave,
luego... replica la hermana...
Manolo Madrid
Del poemario Palabras, sólo palabras
Etiquetas: Aranda de Duero, campanas, hablan campanas, iglesia de San Juan, Manolo Madrid, notas de bronce, palomares, picarazas, Santa María, tordos
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