lunes, 2 de enero de 2012

Mi noche



Quizá no tenga otras compensaciones, pero es posible que una sola noche de verano con la hierba sirviendo de cama y el cielo de cobertor, puedan conseguir que las lágrimas de aquel mendigo nazcan y resbalen por sus ropas ajadas mientras el concierto del universo empapa sus oídos para hacerle olvidar su desgracia.



Mi noche



Cerré de noche mis ojos,
aún mis penas y luego...,
luego escuchaba las notas,
campanadas en el aire,
y aquellos trinos del viento,
resonándome tan cerca,
naciéndome de tan lejos,
palpitándome el sonido,
latiendo y luego latiendo...
Latiéndome aquel latido
como espadañas del río
cantándome otro concierto,
violines de hojas y sombras
en mi huerto tan escondidos,
trompetas de agua y espuma
fueron moviendo el molino,
chicharras hablando, riendo
rimando con aquel ruido.
Y sobre el roble subidos,
ojos de parda abubilla
llevando entre sus rechinos
otro contrapunto amigo,
subrayando los silencios
que se ciernen tan pesados
llenando la noche parca,
de lujos para un mendigo.




Manolo Madrid


Del poemario “Preguntando el camino”

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