lunes, 8 de septiembre de 2025

 

Hoy

 

Hoy… me amanecieron

diez mil risas de jilgueros

y jolgorios de pardales,


alegrías de vencejos

y esporas regando versos,

de la noche a la mañana

tal que fuese tiempo inverso

llenando mis pensamientos

de nubes en otro cielo,

lágrimas de otros tiempos

empapándome las manos,

resbalando por mis dedos.

Hoy... me desvelaron

gotas de lluvia llorando

por mojar un amor seco,

un viento que se apretaba

por atenazar las horas

en la caja de los días

y atar desvanes con seda

entre polvorientos miedos,

desiertos de tantas huellas,

herrajes de arañas mudas

y aullidos de los fantasmas

que mis poemas conjuran.

Hoy... me aparecieron

cien mil cortejos ancianos,

recuerdos de aquellas risas,

memoria de aquellos juegos,

las manos de aquella ninfa

jugando al corro cantando

y al escondite corriendo,

luego el abrazo de premio,

rubores que no se olvidan,

los aromas de su pelo

y aquellas perlas de nácar

riéndose tras aquel beso.

 

Manolo Madrid

viernes, 5 de septiembre de 2025

 

Sueños oscuros

 

Sostuve con entereza los ojos de Cancerbero

y tres miradas rojizas abrieron sobre mi cuerpo

de osario despellejado y buen corazón maltrecho.

A mi rostro llegó enseguida el viento que levantaban

las sierpes de su melena y el extremo del dragón

que con violencia agitaba, marcando así la cancela

del país que vigilaba con tres cabezas de perro

feroces como la guerra, que cincuenta parecían

vigilando el reino oscuro donde los muertos se guardan

y se esconden los titanes tras las portillas de fuego.

Y sobre el brillo del agua, flotando miré la barca

y la mano de Caronte, barquero que la guiaba,

rebuscando, antes que nada, bajo mi callada lengua

con dedos de fría escarcha, cierta moneda de plata

que nivelara su esfuerzo de atravesarme el lago,

que del castillo de Hades todavía me separaba.

 

 

Manolo Madrid

jueves, 4 de septiembre de 2025

 

Todos quieren verte

 

Aquí yacen los ángeles,

apenas marinerillos,

su avemaría rupestre;

son anchos los escalones,

altos los minaretes…

Entré con la vela avivada

y el olor ya me encontraba,

olía la cera, olía la muerte,

olían los pies, ¡apresurada gente!

Subía peldaños,

miraba los techos

y bajaba a los llanos

y puse las manos en capiteles dorados,

rozaba mis dedos entre frisos bañados;

mortecinos los cirios bajando escaleras,

¡mira las llamas!, miles son candelas,

millones las pestañas

escondiendo los ojos.

Y retumbaban las voces,

se amplía la iglesia

y corren susurros de aves fugaces,

gorriones oscuros que llegan de arriba

buscando su nido en cabezas dolientes

que apenas te miran,

que apenas te mienten

brillando sus ojos, sangrando sus mentes

y se mueven despacio,

para poder distinguirte.

Venía… a leerte, túnicas y hachones

y murmullos de río, todos quieren verte,

pero sólo está tu cuerpo

porque tú ya estás ausente,

murmura la cera y aletea la muerte,

todos te quieren sentir,

nieva el corazón, blancas son estepas,

de suspiros las cortinas … que esconden la muerte.

 

Manolo Madrid

miércoles, 3 de septiembre de 2025

 

Mendigante

 

Dice que tiene nombre,

el “parasonis”, se nombra,

su rostro lo tapa tupida barba

y esconde sus ojos,

su gesto resignado

por que le mira la cámara,

la gente,

el periodista,

haciendo su trabajo,

el cuerpo del mendigo,

a veces en cuclillas

o en la acera tirado

y lo llevan en camilla,

entre burlas y entre sornas

del reportero, el sanitario,

de la gente cruzando a nuestro lado;

pero miro al hombre,

estoico, indiferente

bebiendo de una fuente,

de vaso la zapatilla,

de ropa más inclemente:

harapos y remiendos,

descosidos, desgarrados

y la puesta de sol

casi de un cielo estrellado,

gente que me llega

debajo de mi frente

y me da pena,

deambulando de por vida,

en las calles su condena,

en la tele, sin dinero,

actor de escena.

 

 


Manolo Madrid

martes, 2 de septiembre de 2025

 

A mi hermanita Merche

 

Quizá te olvidaron,

no sé si todos

o parte de algunos,

ni sé si almas o corazones,

tampoco si fueron miradas de unos ojos ciegos

o pestañas rubias

agitándose en la imagen,

de ti, hermanita…, pequeño ángel,

serafín, que de colores te desnudabas,

de realidades,

mientras tu cuerpecito

aleteaba en manos tibias,

pajarito sin fuerzas,

que dejaba su cuerpo y enfriaba mis dedos,

ligero peso inerte

del que lleva mayor parte,

despiadada la muerte.

Quizá te olvidaron tristes

y no sé qué pensaron

un instante tenue,

ni por qué te llamaron Merche,

pero sé que en mis huellas

quedaron las tuyas, recientes,

quedaron tus pequeñas manitas calientes

y en mis ojos, ahora más viejos,

dejaste réplica de tu estancia

que después se desvanece

y quedó una copia de tu muerte

y el brillo que me diste

cuando volaste para perderte,

una sonrisa breve…,

un palpitar más lento,

revoloteo triste cerrando historia,

enfriando aliento,

escribiendo en mi alma tu recuerdo

un deseo por verte…, de nuevo.

 

Manolo Madrid

lunes, 1 de septiembre de 2025

 

El silencio

 

Pensaba en el silencio,

soledad que no perturba el alba,

ni una isla en el cosmos,

ni una estrella perdida,

un palpitar en el alma,

¿te dejaría escucharlo tu amada

cuando regrese tan niña,

cuando te bese tan calma?

¿Alguien te deja callado?,

y miras estrellas de noche

y miras rosáceos del alba

y llega el silencio volando,

mariposas son sus alas,

un susurro de la tarde

cuando paseas con nadie,

caminos que se te abren

entre florestas cerradas.

¿Hacen silencio las hierbas

cuando las pisas mojadas?

¿Hace silencio la alfombra

que se aletarga tan muda

a la vera de tu cama?

¿O sentirás en tu almohada

como corre tu sangre

en tus oídos tumbados

hasta caer la mañana?

¿Es el silencio la muerte?

¿Es el silencio la nada?

Pensaba en el silencio

al despertar muy despacio

al rosicler de alborada.

 

Manolo Madrid

 

 

 

domingo, 31 de agosto de 2025

 

Me gustará

 

Me gustará que el relente airee mis huesos

y el sol me queme la piel

y que la roja cabeza de hormiga

me robe la carne y la lleve a su tribu

y alimente su casta;

pero no me digan

en quien tengo que pensar,

en quien tengo que creer,

ni me cuenten historias de dioses,

ni canciones de belenes,

no me hagan llorar a vírgenes santas,

que yo no quiero a mi lado

a nadie que no me tuvo al suyo.

Y cuando pedí a un amigo

que lea un poema en mi epitafio,

nunca esperé ser negado,

que fueron mis palabras un adelanto

y mis lágrimas, para otros,

fueron los temblores de mis manos,

sin quererlo, ni meditarlo…

que muy cortas se me dieron las tardes

sentado en lápida de poeta,

con el cabello de anciano

a quien no fue a visitar nadie,

ningún hermano… ni anacoreta.

 

Manolo Madrid

viernes, 29 de agosto de 2025

 

Quienes son

 

Quiénes son los que duermen

recostados en tu almohada,

bajo luz robada a la noche

escondida de madrugada,

pensamientos sumisos que se dejan llevar

por la cuesta del olvido,

por la senda de la nada;

pensamientos de seda

entre vueltas y vueltas de un dormido.

Y abres las pestañas y te llegan calladas

las cretonas dibujadas, flores y cenefas

esbozadas en tu cama,

las cortinas cerradas...

susurros que se esconden

antes de la alborada.

Y de nuevo das otra vuelta

y cierras los ojos

para huir de la aduana

y no encontrarte de nuevo la pupila,

redonda y ambarina,

de la farola que mira

indiscreta en tu ventana

y te prometes, para mañana,

en otra travesía de noche

hasta la maitinada

dejar echada la persiana,

para no ver mojada

la funda de la almohada.

¿Quiénes son los sumisos

que te retuercen el alma?

 

Manolo Madrid

jueves, 28 de agosto de 2025

 

Da Galicia e da morriña

(A un emigrante)

 

Qué sentirías de la lluvia

cuando entre canas de años,

entre tus cierzos y penas,

sobre esas, tus cejas de nieve,añorando montes de Galicia,

caigan llevando recuerdos,

que sobre tu frente de pampa

penas han de melancolía,

que echándote atrás los ojos

viendo trochas del castañar,

recortados iban azules

del sobrado vaivén del mar,

de emigrantes de ojos prietos

Américas descubriendo

con venezolanos reclamos.

Y que me dirías llorando

si entre lejanos castaños

conocieras trocha umbría,

que entre rincones de helechos

esconden meigas los robles,

mirases teja
dos pardos

y veredas bajo nublados

que asomasen sobre lomas,

entre hórreos de granito,

donde te llevan roderas

que los bueyes van marcando,

de cascabeles que traen sonidos

y campanarios saltando,

qué pensarías tú, gallego,

de aquel viento que ha volado.

 

Manolo Madrid

miércoles, 27 de agosto de 2025

 

Envidia

Y colgando de la envidia,

como los pies del ahorcado

entre temblores de muerte,

colgando los escuchabas,

en labios de poetas,

de los dientes de los bardos

y poetastros que no lo son tanto

y presumen de escribir versos,

aderezar líneas con poemas

contando sus anécdotas

de tanto amor

y dolor tanto.

Y de tantos celos en flores y corazones

y miradas que se queman olvidando

y dejan sólo trochas de barro

y esquemas viudos sin rimas,

ni cadencias,

sin metáforas ardientes;

y no hablemos de tantos

que requiebran verbos

cerrando versos,

infinitivos recurrentes

para respaldar otras rimas

y cadencias imperfectas.

Que no se hacen poetas de la envidia,

ni nacen poemas en silencios de mostrador

o mesitas de terrazas y tardes de primavera;

no salen versos de cualquiera,

hasta que una mañana de lluvia

caen pensamientos de un cielo

o naciendo de la tierra

cuando se moja de nube

y despide olor intenso,

que alumbra y llena tus ojos

con un nuevo movimiento y savia nueva.

 

Manolo Madrid