jueves, 18 de septiembre de 2025

 

No quiero que me llevéis

 

No quiero que me llevéis

flores a la sepultura, que mis pupilas cerradas

ya no verán desde dentro si la mano que las lleva

es la mano temblorosa de alguna persona amiga.

Tampoco desde la tierra

podré mirar los colores que sus pétalos adornan,

esparciendo por el aire y perdurando tantas horas

los aromas que conmueven y olores que te emocionan.

Y cuando estéis de visita

para llorar por mi ausencia, caminad muy despacito,

que ciertos que me cortejan descansan en el silencio

y no quiero que molesten murmullos al cementerio.

Allí, no recéis rosarios,

que preces y letanías escuchamos cada día

a todos los que recorren los pasillos recoletos,

para aliviar sus pecados y acallar sus omisiones.

Y no os quedéis mucho rato

que tampoco es necesario, que las visitas muy largas

se me aclaran muy cansadas desde que pude apartarme

de la vida que me daban los que ahora hacen teatro.

Más tarde, cuando marchéis,

después de haberme llorado, no dejéis la verja abierta

y cerradla con cuidado que, desde la Luna llena,

alguno de los durmientes por la puerta se ha escapado.

 

 Manolo Madrid

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