martes, 23 de septiembre de 2025

 

¡Hola, hermano!

 

¡Hola hermano!, le dije,

acariciando su cuerpo


con la palma de mi mano,

dejando pasar mis dedos

por las arrugas profundas

que le marcaron los años,

escuchando los susurros

que me contaban silencios

que nunca antes me contaron,

sintiendo los latidos

de su corazón de árbol,

que subía sin desmayo

el alimento de la tierra

hasta las hojas de lo alto.

¡Hola hermano!, me dijo,

murmurando muy despacio,

no te vayas de mi sayo

que cuando vengan los fríos

del invierno más helado,

podrás emplear mis brazos

y las hojas que me sobran

para calentar tu cuerpo

y en el verano candente,

al mediodía tan largo,

te regalaré la sombra

de mi frondosa espesura,

para que cubras tu carne

de los ardientes rayos.

 

Manolo Madrid

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