El billete
Y
por fin tuve billete, estrujado entre mis dedos;
que
siempre anduve buscando camino incierto
de
sentimientos.
Y fui para aquí
y
para allá,
sin
dar tregua a zapatos de mercadillo,
dejando
pasar más gente
entre
fachada y bordillo.
Y agité en el aire la mano, gritando:
¡ya
tengo billete!, ya tengo el viaje preparado,
me
faltan pocos amigos a quienes darles la mano
y
pagar préstamos y comisiones
al
banco…
Y secar la hipoteca como huerto de solanera,
dejar
colgados los dineros
como
vainas resecas y luego…
más
tarde…
caminar
junto al Duero,
por
despedir a un amigo que nunca me dio espalda
y
jamás pidió dinero por acunar mis paseos
en
zapatos de tenderete
y
despertar mis poemas que paso a paso
apuntaba
cada tarde en algún papel de membrete,
hasta
llegar, con sombra de Luna,
a
mi perchero viejo.
Y tiré la boina al vuelo y saqué los versos
envueltos
en mi pañuelo y miré desde el alfeizar
volar
a Diana por el cielo…
¡que
larga noche, saludé sin miedo!
Pero ya tuve cerradas las tapas, un compendio,
un
abecedario, casi un vademécum
por
sacar a tiempo el billete
y
estrujarlo entre los dedos.
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