Tristezas
Hoy
dejé, tal que ayer, oscuro patio
vecinal,
mis tristezas recostadas,
dormidas
entre cuerdas de albardín,
trenzado
espartano, donde airear
intimidades
húmedas y colgar
coladas
y remojadas camisas,
prendas
las que salieron entre noches
de
satén, de alocados amoríos
que
dejaron teñidos mil reproches.
Y quedaron cual sábanas de lino
movidas
por el aire, señalando
mi
camino de besos que murieron
entre
frías ventanas de vecinos
y
comidillas, chismes, cotilleos
de
barrio publicando travesuras,
riendo
madrugadas de traidoras
cerraduras
y goznes sin ungir,
escaleras
inciertas para mentir.
Hoy, dejé, tal que ayer, escapar noches
de
prendas sin colar, melancolías
y
suspiros marchitos entre abrazos
para
olvidar, tras lágrimas tapadas
en
cercos y almohadas por lavar
y
ventilar, pecados de pasiones
que
esconder en baúles, naftalina
para
no oler quejidos viejos, rancios
amores
de pasada, de vitrina.
Hoy, dejé dormir mi madrugada…



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