Los cofrades
Ya regresaron las sombras
envueltas en capuchones,
dejando temblar el aire
entre llamas vacilantes
y murmullos de peones.
Apenas se oye el rumor
de los pasos en el suelo
y el susurro que las túnicas
con el deslizarse hacen
moviéndose con el duelo;
despacio vienen cruzando
por esa calle apretada,
de adoquines enlosada,
detrás de muchos hermanos,
en pos de otros cofrades,
hasta que alguno jadea
y desfallece más tarde
sujetado entre cristianos.
Entonces se paran todos
deteniendo la figura
que les guía por delante,
esperando que reanude
el que cayó poco antes
y su fatiga despide;
ora redobla de nuevo
cantinela de tambores,
llamando con insistencia
para que no lleguen tarde
los tildados con ausencia.
Él entonces se incorpora
empujado por el eco
que las calles estremecen
aparentando que laten;
y el penitente sufriendo
al crucificado ofrece
lo que sufrió poco antes.
0 comentarios:
Publicar un comentario
Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]
<< Inicio