domingo, 3 de agosto de 2025

 

¿Qué pasó de ti?

 

¿Qué cambió de ti?, poeta de las rimas y los versos,

de los versos de palabras,

de los versos de verdades…

de poemas que denuncian

a lobos y caimanes.

 

¿Qué cambió de ti?, que temprano una mañana,

dejaste tus huellas vivas, sembradas a tu espalda,

el día dibujando flecos, melocotones al alba,

el día despuntando con vientecillos leves,

que arrastran gotas sumisas de silencioso rocío,

rocío que, sin palabras,

pintaba las humedades,

escondidas y calladas, que subían desde el río,

como las perlas mojadas que pintan las hojas vivas,

que pintan las hojas muertas que parecen barnizadas;

¿Qué cambió de ti?

 

¿Cuándo olvidaste el sendero que guiaba tus palabras?,

palabras de corazón,

palabras para una ninfa que su candor te anidara,

poemas que sembraron en tu pecho la templanza,

poemas que rompieron aquella manzana infausta.

 

¿Qué pasó con el sendero que su amor te dibujara

y qué fue del ruiseñor que en un rosal cantaba?

 

¿Qué pasó con esa flor que alegraba tus ojos

y animaba tu mirada,

el brillo que daba vida a tus pupilas calladas,

en qué espina del camino la dejaste desgarrada,

en que espina del rosal se te rasgó la vida

rompiendo sangre de tu alma,

la inspiración de tu verbo,

la nobleza que miraba,

sinceridad de tus ojos,

de tus ojos tu mirada,

de tus ojos que se fueron

lejos, de alborada.

 

Y con tu vida, poeta, ¿qué pasó aquella mañana?,

que la vida que engendrabas de poemas y palabras,

que fueron pájaros del alba,

que fueron verdades de fuego,

que fueron aromas sutiles,

como avecillas despiertas en nidos de retama,

murieron en las tardes

como mueren en otoño

las hojas de las ramas.

 

¿Qué hiciste de la vida para dejarla tirada,

como las zarzas y astillas en una tierra mermada?

 

¿Qué pasó con el amor, que te llenó el corazón

de poemas florecidos para decir a tu amada,

por qué brota de tus ojos una lágrima callada?

 

¿Qué pasó de ti, poeta, que perdiste la palabra

cuando aquel alba serena

dejaste aterido el valle tañendo la campana,

para cruzar esa linde,

inconsistente horizonte de toda flaqueza humana.

 

¿Qué llegó hasta ti, persona,

declamador de poemas, rapsoda de palabras,

corazón que pinta versos,

ojos que miraban siempre al centro de la cara?

 

¿Qué pasó?,

que de todo te olvidaste,

que idolatraste ... quimeras,

a cambio de pregones,

a cambio de monedas

que te dieron los que mandan

por traicionar tus palabras…,

por rendirles pleitesía,

por esconder sus mentiras,

por esconderles las trampas.

¿Qué pasó de ti, cantor,

que cantabas la mañana…?

 

Manolo Madrid

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