jueves, 14 de agosto de 2025

 

El Sur

 

Irme al Sur, sí; sí bajarme al Sur

y dejarme caer por el mapa

rodando por aquellas praderas

mientras supongo que me acompañan

cantes de aguardiente, voz rajada,

palmas, contrapunto de guitarra;

soliloquio de cuerdas de nata

donde quiebran bulerías, cañas

y soleá y sonar caracoles

mientras me llegan aires de sierra

que perfilan añiles, colores

que se dibujan en los jalones

y notas, arpegios y enredados

repiques de las campanas, trémolos

que dan olores de menta y jara;

y no arranques por aquellas cuestas

donde levantan polvo galopes

por romeros y olivos preñados

que dan sombra a los negros toritos

y rejoneos de picadores;

y viendo el alto Despeñaperros,

casas de paredes encaladas,

cortijos abiertos, sin murallas,

y escuchar el cambio, andaluces

con la ese, con la ce y con la zeta

que alegran acentos de palabras,

que dicen de patios de maceta;

y silencios hasta que rasguean

guitarras rompiendo desde sombras

para hacer murmullos que acarician

los geranios y madreselvas

desde balcones columpiadas;

y desde las pendientes de Málaga

llenarme pupilas del azul

en que se perfilan las montañas,

morenas de continente nuevo,

del rumor de timbales de África;

irme al Sur, sí; irme para morir

en las luces y cantes que duelen

mi marcha; irme, quedarme al Sur, sí.

 

Manolo Madrid

 

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